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FERIA DE SAN ISIDRO

Ritual bajo cinco estrellas

Algunos ni siquiera duermen. Llegan al mediodía y se van por la noche. La suite ha servido para echarse un rato, hasta que llegue el mozo de espadas para vestirles, ducharse después de la corrida y tomar unas cervezas con los íntimos comentando lo ocurrido. Puede que la habitación costara hasta 150.000 pesetas. No importa. Lo que cuenta es cumplir con el ritual en un hotel de lujo. Y cuanto más, mejor. En esta feria los toreros han llegado a utilizar, por primera vez, el Ritz, vedado hasta hace unos años a los famosos.De los trece cinco estrellas que hay en Madrid, los toreros han utilizado en la feria seis. El más tradicional, el Wellington, donde se han vestido Ortega Cano, Luguillano, Chamaco, Finito de Córdoba, Caballero, Esplá y Correas; al Barajas han ido Manzanares y Niño de la Capea; al Palace, Litri y Lozano; al Villa Magna, Camino; al Miguel Ángel, Emilio Muñoz, y al Ritz, Ortega Cano y Pedrito de Portugal. El resto, casi todos al Victoria, un cuatro estrellas, que daba la habitación gratis.

Cada hotel tiene sus detalles particulares con los toreros. El director del Palace, despide y recibe al torero en la puerta del establecimiento; en el Barajas, tienen la singular especialización de limpiarles el traje de luces; en el Victoria, se le permite a Esplá salir, como es su costumbre, por la puerta trasera. En el Miguel Ángel les dan todas las atenciones "porque nunca se sabe si van a poder volver". Y en todos hay algo común: las horas previas a la corrida son sagradas para el torero. Nada ni nadie puede interrumpirles.

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Ortega Cano, como algunos otros de los citados, utilizó un hotel en cada una de las tardes que actuó en Madrid. Fue el primero en abrir las puertas del Ritz, pero la segunda vez fue a la suite de toda su vida, la del Wellington, por la que paga 10.000 pesetas, el precio especial que hace el hotel a los toreros de la feria. Aunque más barato le salió aún la del Ritz, cuyo valor era de 150.000 pesetas, pero fue regalo de la dirección.

"Fue una gentileza poner la mejor suite a su disposición", dice José Luiz Plaza, jefe de relaciones con la Prensa, del Ritz. "Nuestra intención es ir abriendo el hotel hacia los toreros, porque hace ya algunos años que se inició una política de puertas más abiertas. Sigue estando reservado el derecho de admisión, pero el torero ya no es el de más cornás da el hambre, sino que está preparado y, por tanto, no ha de haber razón alguna para que cause molestias a nuestra habitual clientela. La presencia de Ortega Cano y Rocío Jurado atrajo casi un centenar de personas al hotel, porque es habitual que después de la corrida venga gente a estar con el torero, pero no causaron el más mínimo alboroto".

El próximo torero que está invitado a vestirse en el Ritz es Curro Romero, sin que haya confirmado aún la asistencia. Su costumbre es mantener en secreto dónde se aloja cuando torea.

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