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La 'Guía de la energía', nuevo manual para ahorrar dinero y contaminación

No es una nueva promesa electoral. Se trata de un libro de poco más de 200 páginas, en papel reciclado, que cuesta 500 pesetas y lleva por título Guía de la energía. Cómo ahorrar energía en la casa y con el coche. Un manual que pretende ser, según el responsable de su publicación, el director del Instituto para el Diversificación y el Ahorro de la Energía (IDAE), Francisco Serrano, "tan práctico como el libro de recetas de cocina de Simone Ortega, y servir para concienciar a los ciudadanos de que el 25% de la energía de España está en sus manos". La Guía se pone hoy a la venta con una tirada de 100.000 ejemplares.

Los consejos de la Guía permiten ahorrar, sólo en lo que se refiere al hogar, más de 260.000 millones de pesetas anuales y evitar la emisión a la atmósfera de más de 11 millones de toneladas de anhídrido carbónico (CO2) cada año.No tapar las cacerolas al cocinar, dejar que se acumule hielo en el frigorífico, llamar a dos ascensores a la vez, hacer en coche privado recorridos inferiores a dos kilómetros o aceptar una bolsa para guardar el libro que se acaba de comprar y que ya viene envuelto en plástico son algunos ejemplos del sinfín de actos cotidianos en los que se despilfarra energía.

Simples detalles de ese 27,2% del gasto total de energía en España que corresponde a los consumidores particulares: un 12,2% a las viviendas y un 15% al uso de vehículos privados. Un consumo por habitante que de momento sólo representa el 64% del consumo medio de los países comunitarios -dado el mejor clima de España y el menor equipamiento de nuestras casas-, pero que no deja de crecer año tras año.

La Guía busca "democratizar la información y, por tanto, responsabilidad del consumo doméstico", afirma el director del IDAE, organismo dependiente del Ministerio de Industria, quien explica que la idea de hacerla surgió en otoño del año pasado a raíz de que el último Plan Energético Nacional (PEN) se refiriera por vez primera a la necesidad del ahorro y a la reciente aprobación, por parte de la CE, de una certificación energética con la que se identificará claramente el consumo de los electrodomésticos y lámparas del hogar.

Los Doce preparan asimismo una normativa que calificará los edificios no sólo por la calidad de materiales empleados, sino en función de los equipos de consumo energético que posea y del tipo de aislamiento térmico que tenga.

Con el objetivo de lograr una mayor eficiencia energética un mal funcionamiento de un aparato es sinónimo de un mayor consumo de energía", la Guía va recorriendo la casa, deteniéndose en la cocina, el cuarto de baño, la colada, la iluminación, la calefacción y las basuras ("evite los envases superfluos", "cuidado con los productos de usar y tirar", "el vidrio antes que el metal, el papel antes que el plástico... ").

También incluye un capítulo sobre las energías renovables en el hogar, consejos para la adquisición de la nueva vivienda y para la compra de electrodomésticos y lámparas -apartado que incluye cuadros comparativos de las diferentes marcas en el mercado en función de su consumo energético-, un diccionario de términos técnicos y direcciones útiles.

A favor del transporte público

Especial interés, por polémico, tiene el capítulo dedicado al automóvil, en el que se apuesta decididamente por el transporte público con dos simples datos: "Si todos los españoles hiciéramos a pie los desplazamientos inferiores a dos kilómetros que hoy hacemos con el coche particular, se ahorrarían mil millones de litros de combustible y 2,5 millones de toneladas de CO2". "Los vehículos privados son los causantes de casi el ciento por ciento de las emisiones de monóxido de carbono, de la totalidad de las de plomo, de la mitad de las partículas sólidas en suspensión y de más de la mitad de las emisiones de anhídrido carbónico".Y Francisco Serrano, que suena con que la Guía se convierta en un libro imprescindible en los hogares españoles de los años noventa, remacha convencido: "Si los ciudadanos toman conciencia del problema, presionarán a las instituciones, a los fabricantes y en los centros de trabajo, porque está claro que asistimos a un cambio cultural en las relaciones con nuestro entorno".

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