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Reportaje:Elecciones 6 junioEL ESTADO DE LA NACIÓN

Encadenados en el subsidio

Andreu Missé

Todos los partidos políticos plantean larefórma del Inem ante su incapacidad para proporcionar empleo

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"La gente olvida pronto. Pero uno de los cinco puntos que provocaron la huelga general del 14D en 1988 fue la exigencia de que el 48% de los parados tuviera subsidio de desempleo, tal como se había pactado años atrás en el Acuerdo Económico y Social", recuerda Julián Ariza. "En aquel momento, sólo percibían subsidio el 40% de los desempleados", añade. "Pues bien, hoy la cobertura se ha doblado y alcanza al 80% de los parados inscritos en el Inem". Un nivel de protección que hace años nadie se hubiera atrevido a reclamar. Tampoco nadie se hubiera imaginado que lo! desempleados superaran ampliamente los tres millones.Hoy en España hay más de 1,6 millones de parados que perciben prestaciones o subvenciones del Estado. Sólo este elevado nivel de protección pública y la red de seguridad que supone la familia explica que la alta tasa de desempleo no desemboque en una grave confrontación social.

Sin embargo, el actual sistema de protección, aunque proporciona una estimable seguridad, es seriamente criticado por muchos estudiosos del mercado de trabajo. A pesar del recorte de las prestaciones del año pasado, al PSOE le cabe el mérito de haber asegurado un nivel de seguridad a los desempleados como jamás habían disfrutado. En materia de desempleo se reconoce que el PSOE ha repartido muchos peces, pero se le censura que no ha enseñado a pescar.

La incógnita más importante del actual modelo es saber si el Estado será capaz de mantener el elevado nivel del gasto del desempleo próximo a los dos billones de pesetas anuales, y si el empleo de estos recursos no puede tener a veces efectos perversos en el mercado de trabajo.

Dualización

El economista Julio Segura ha señalado el peligro de que se pueda producir "una dualización de la fuerza del trabajo entre un 70% con contratos estables y un 30% abocados a alternar indefinidamente periodos de empleo con periodos de paro subsidiado, con escasas posibilidades de mejorar su formación y calificación". En el informe Factores configuradores comunitarios después de 1992 advierte que con el actual sistema de contratos temporales y subsidios "se da la situación paradójica de que cuanto más empleo se crea mayores son los pagos por desempleo derivados tanto de una creciente tasa de cobertura como del fuerte ritmo de rotación de la mano de obra derivada de los contratos temporales y de los beneficios que llevan aparejados".

El economista Juan Francisco Jimeno es más crítico aún con el sistema actual. "Tenemos un sistema que parece que está inventando parados. Lo primero que hay que hacer es desligar el subsidio de paro del mercado de trabajo. Si una persona, una familia no tiene recursos, lo lógico es que el Estado la ayude. Pero no porque haya estado trabajando tanto o cuanto tiempo, sino porque lo necesita. Lo que es demencial es que haya contratos temporales ligados al seguro de desempleo. Ello conduce a que la gente trabaje un tiempo determinado pensando que luego tiene un derecho a un periodo de subsidio".

Hablar del fracaso del Inem no es noticia. Todos los partidos políticos, incluido el PSOE, plantean su reforma o radical transformación. Su incapacidad para proporcionar empleo y recolocar a las personas ha sido absoluta. Todos los testimonios recogidos por este diario son del tono del ofrecido por Natalia Hernández, 27 años, estudiante:

"Llevo muchos años inscrita en el Inem y jamás me llamaron".

El ejemplo que mejor simboliza este fracaso es el de las asambleas de parados del País Vasco. Estas agrupaciones, que nacieron espontáneamente acuciadas por la necesidad, aseguran que han colocado a más de 3.000 personas en los últimos 10 años.

Ricardo González, de 26 años, trabajador de la construcción en Barakaldo, explica cómo actúan: "Cuando tenemos noticia de que se crea una nueva empresa, nos dirigimos rápidamente a los gerentes, a los promotores, explicamos nuestra situación. les decimos que somos los parados del pueblo y exigimos que contraten a algunos. En lo que va de año hemos colocado un centenar. Ahora llevo más de tres meses sin trabajo, pero al final siempre encuentras".

Andrés, de 36 años, compañero suyo que no quiere dar el nombre, es menos optimista: "Hace dos años se me terminó el subsidio. Vivo de lo que viven los parados. De las instituciones, de las ayudas a los pobres, de los padres. Aquí hay gente que lleva nueve años sin encontrar nada porque a los mayores los cogen

menos. Intentamos alcanzar acuerdos mutuos con los constructores; bueno, a veces no son' tan mutuos, pero nuestra voluntad es de diálogo".

Las dudas que a veces se suscitan sobre si hay o no 3.300.000 parados -que es la cifra de la Encuesta sobre Población Activa (EPA)-, "porque si los hubiera no se podría andar por la calle", quedan despejadas cuando se tiene en cuenta este elevado nivel de protección. La mayoría de expertos dan por buenas las cifras de la EPA, pero advierten que la situación personal y las necesidades de los parados son muy distintas.

El ministro de Trabajo, Luis Martínez Noval, recordaba recientemente que del conjunto de parados., el número de familias en las que el parado era cabeza de familia, era de 640.000. De estas familias, unas 264.000 -la mayoría de ellas personas solas- no perciben ningún tipo de ingresos, ni salarios, ni pensión, ni subvención. Este colectivo es precisamente el que se encuentra en una situación límite, y aunque sólo representa el 8% de los desempleados, en estos asuntos, para la medida de la frustración y la angustia de los afectados, las cifras son poco últiles para explicar la gravedad del problema.

La EPA se basa en una encuesta -es el sistema que se emplea en otros países- que trimestralinente se hace a 60.000 familias y recoge la opinión de las personas, que expresan su opinión sobre su situación laboral. Recoge así situaciones muy diversas: desde estudiantes que terminan sus estudios a trabajadores que han perdido su empleo y temen no volver a tener otro.

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