La Cámara de los Comunes autoriza la venta de los trenes británicos
La privatización de los ferrocarriles británicos ya está en marcha. El gobierno del líder conservador John Major sorteó, el martes por la noche, el último escollo legislativo en la Cámara de los Comunes y hacia octubre entrará en vigor la ley que fija todo el proceso de privatización.Faltan todavía muchos meses, sin embargo, para que circule por el Reino Unido el primer tren privado. British Rail (BR) sólo ha troceado siete de las 25 franquicias necesarias y se calcula que la primera venta (la línea entre Londres-Victoria y el aeropuerto de Gatwick, probablemente) se efectuará, en el mejor de los casos, a mediados del año próximo.
En total, la privatización puede durar unos ocho o diez anos, según coinciden las previsiones de expertos. Será una operación extraordinariamente complicada y de resultados imprevisibles. Las líneas más rentables, como la de Gatwick o las que unen Londres con las zonas residenciales de su entorno, se venderán fácilmente. Otras tardarán o, simplemente, se quedarán en manos de BR por falta de ofertas. Los gestores de BR necesitarán improvisar sobre la marcha el modelo de empresa que permanecerá en el sector público: puede ser pequeña y manejable, si la privatización va bien, o grande y muy deficitaria, si el resultado es malo.
Proceso gradual
Entre septiembre y abril, BR se autodividirá en 25 porciones autónomas y calculará los costes de funcionamiento de cada una, para estimar el precio de salida en la subasta. El proceso será gradual: abrirán el fuego siete líneas, las consideradas más atractivas, en 1994; al año siguiente saldrán a la venta "las que estén preparadas" y el resto "conforme se pueda", en palabras del ministro de Transportes, John McGregor. El ministro advirtió que nadie debía "esperar un big bang, sino un proceso evolutivo" más bien parsimonioso.El gobierno británico está convencido de que la gestión privada mejorará inmediatamente el servicio. Pero en la industria ferroviaria se teme que el proceso de venta sea demasiado largo y cree un vacío de gestión, durante el cual empeore la situación general de los activos de BR.
Los fabricantes de material para BR, especialmente ABB, señalan que la compañía ha congelado prácticamente todas las compras previstas, para no hipotecar a los futuros beneficiarios de las franquicias. Esta medida impedirá temporalmente, la renovación de un material cuya edad media tiende ya a la senectud y acabará perjudicando, dicen los industriales, a las empresas privadas, que tendrán que pagar por la franquicia y, acto seguido, enfrentarse a una renovación onerosa y urgente del material rodante.
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