Cuestión de sensibilidades

Los responsables de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Madrid se revuelven inquietos en sus despachos cuando tienen noticia de los favorables resultados de la gestión del Canal. No hay que olvidar que la ley antisequía prohibe el uso de agua potable para el riego de parques y praderas, excepto los históricos. José Luis Mato, director de servicios de Parques y Jardines, se pregunta: ¿por qué no permiten usar una proporción de lo ahorrado en las zonas verdes? El gerente del Canal de Isabel II, Roque GiStau, pone cara de sorpresa ante tal cuestión y se limita a pronunciar un "no" rotundo.Y es que el Canal ha apostado por el consumo doméstico. Los parques son otra historia. Gistau exclamaba el lunes: "¡En los parques. no ha pasado nada!". Poco antes, Mato desgranaba sus cuitas: "El efecto está a la vista, las praderas que verdean son de malas hierbas; árboles de pradera y los de las calles pueden morir, han sufrido mucho. Gistau replicaba indirecta mente: "Los árboles de Madrid están tan mal acostumbrados, por haber sido regados de siempre, que no hunden sus raíces ni siquiera unos centímetros".

La concejal de Medio Ambiente, Esperanza Aguirre, se peleó por las zonas verdes de Madrid, como pudo, cuando hace un año la Comunidad elaboraba el decreto. Consiguió que los arbustos recibiesen agua, y que el baldeo de calles se pudiese efectuar cada dos meses. Esta semana, resignado, José Luis Mato hizo su balance del año: "Hemos sido obedientes. Estar como estamos es un mal mayor".