_
_
_
_

José Carreras: "La gente viene a oírme como tenor, no por mis historias personales"

El cantante vuelve hoy a La Scala con 'Fedora' tras un paréntesis de seis años

José Carreras, una de las voces más bellas del siglo según la magistral soprano Renata Tebaldi, se encontraba "en plena forma" y seguro de sus facultades en vísperas de cruzar el rubicón de su retorno a la actividad normal en los escenarios operísticos. Carreras vuelve esta noche a La Scala de Milán, la catedral mundial de la ópera, donde, en los últimos seis años, sólo se le había oído en concierto. Y lo hace nada menos que como Loris Ipanov en Fedora, de Umberto Giordano, junto a la soprano Mirella Freni y bajo la dirección del histórico Gianandrea Gavazzeni.

Más información
"El año 2000, Dios dirá"

La expectación es enorme, y el cantante catalán tiene pocas dudas sobre la naturaleza de este fortísimo interés del público: "En los primeros conciertos podía haber alguna condescendencia, que incluso me parece justa teniendo en cuenta la terrible enfermedad que yo había padecido. Pero al cabo de cinco años, después de haber cantado en los mismos sitios donde triunfaba antes, el público me viene a oír como a un tenor, independientemente de mis vicisitudes personales".Carreras ha recorrido un largo camino desde que, en el verano de 1989, con una Medea representada en Mérida, volvió a pisar un escenario de ópera tras la enfermedad que le tuvo entre la vida y la muerte. Barcelona, Londres, Viena, Berlín, Sevilla... han ido marcando sucesivos hitos en esa recuperación artística del tenor catalán. Pero La Scala de Milán es siempre un punto y aparte.

La magia de la Scala

"Con mis respetos y afecto para los demás teatros del mundo", comenta Carreras, "no hay teatro como La Scala. La magia que se consigue transmitir aquí no la hay en ningún otro lado". Pero La Scala es también la amenaza del logione, su terrible gallinero, que en el Don Carlos que inauguró la presente temporada se mostró implacable con el mismísimo Luciano Pavarotti. "Pisar La Scala siempre tiene riesgos", reconoce Carreras, "pero si sale bien, la sensación es extraordinaria. Uno se siente realizado. La gente aquí sabe lo que quiere oír, conoce las obras, está preparada, y eso es un arma de doble filo. Yo espero estar a la altura. Me encuentro bien, estoy en forma y sé que de mí depende el éxito".

La Fedora de esta noche tiene un riesgo añadido, pues el título ha hecho ya época, con Plácido Domingo en el papel de Ipanov, como el plato fuerte de una temporada marcada por dos pasos en falso de Pavarotti: su comentadísimo gallo del Don Carlos y el plantón que dio al teatro en un Il Pagliaci -precisamente la última obra que Carreras cantó en La Scala, en 1987- programado a medida del imponente tenor de Módena. Carreras sustituye ahora a Domingo en cuatro representaciones con el mismo reparto y la misma dirección de una batuta octogenaria que es ya en sí misma parte de la historia del verismo. "Gavazzeni", comenta Carreras, "ha dirigido Fedora con Umberto Giordano en la sala, que le daba indicaciones. En el repertorio verista es un maestro insustituible".

Cuando se le señala que no es habitual que dos divos acepten turnarse en un cartel de un mismo teatro, el tenor catalán comenta: "A estas alturas del partido, cantar antes o después que Domingo para mí es un honor, como colega y como amigo". Y añade: "Creo que también para el público es muy interesante que dos cantantes de un cierto nivel podamos dividirnos las funciones sin problemas, ya que así se pueden comparar versiones. El año que viene, en diciembre, abriré yo con Fedora en Viena y luego me sustituirá Plácido. En cambio, él abrirá con Erodiade, también en Viena, y luego iré yo".

Il Corsaro, Jerusalén y otras obras del joven Verdi, en el Covent Garden de Londres; La Traviata y La Bohème, en la ópera de Viena; Carmen, en Sevilla; esta durísima Fedora, que Carreras había grabado en 1986, pero que jamás había cantado en escena hasta hace pocos meses, en Zúrich, y es probable que vuelva a atreverse con Andrea Chenier, "aunque todavía no", dice. ¿Cómo llamamos a este repertorio?, ¿Iírico-spinto-heroico? "De tenor, y basta", dice Carreras riéndose.

¿Sabe que Renata Tebaldi dijo una vez a este diario que estuvo tentada de llamarle para pedirle que no cantara Andrea Chenier porque arruinaría su bella voz? "Si la señora Tebaldi ha dado esas indicaciones, tengo que decir que nadie está tan capacitada como ella para darlas. Pero hay que tener en cuenta que desde que debuté con Andrea Chenier en Londres han pasado 10 años; que yo ahora tengo 45, y que en una década cambia todo. Cambia la persona y cambia la voz, que adquiere otra capacidad para dar los acentos. Es probable que, con el tiempo, la voz se oscurezca. Y una cosa importante para abordar el repertorio verista es el caudal de expresividad. Aquí, el texto es muy importante, y a veces hay que sacrificar la belleza de la voz para dar toda su expresión a la palabra. Sinceramente, creo que el repertorio verista es el que mejor se adecua al momento artístico y personal que vivo".

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_