Arabia Saudí reprime la creación de un comité pro derechos humanos

La monarquía prooccidental de Arabia Saudí está decapitando, silenciosamente, el primer intento de establecer un organismo de defensa de los derechos humanos en un reino donde la autoridad de la corona es una prerrogativa multimillonaria y divina. Al igual que en Egipto, el clero musulmán radical está cuestionando seriamente la situación real de las libertades individuales.

La policía saudí detuvo ayer al profesor de física Mohamed Al Massari, portavoz del grupo de profesionales que el pasado día 3 osaron fundar el Com¡té de Legítima Defensa de los Derechos Humanos, según informes procedentes de Riad. El hecho sigue, cuatro días después, a la emisión de un decreto que envió al paro a siete de los creadores del comité.El padre del detenido, Abudlá Al-Massari, otrora director de la Diwan Al-Mazalim, una institución que actúa como ombudsman de la enclaustrada sociedad saudí, dijo ayer: "Lo detuvieron y no sabemos nada de él", informó la agencia Reuter.

El primer intento árabe de establecer un grupo que se encargue de vigilar si los niveles de libertad en Occidente son aplicables -y política y económicamente convenientes- para sus socios en Oriente, ha sido un fracaso.

El grupo saudí sostiene que no buscó reconocimiento ni asociación con organismos como Amnistía Internacional. El grupo londinense que escribe la biblia de los derechos humanos en el mundo no se ha pronunciado todavía. Pero un organismo llamado Grupo de Libertad para los Derechos Humanos, cuya sede también está en Londres, añadió detalles. "Al Massari fue detenido por las fuerzas de seguridad y trasladado a un centro desconocido", informó. "Todos sus libros y sus cartas fueron requisados", agregó.

La creación del organismo había sido criticada esta semana por la máxima autoridad religiosa del reino, el jeque Abdel Aziz Bin Baz, quien expresó su "asombro por el comportamiento de estos hermanos" y reiteró que Arabia Saudí, donde la autoridad viene de Dios, no necesita de organismos como el comité.

La razón es simple: una vez en funciones, el comité habría dado voz y visibilidad al descontento de sectores religiosos críticos de Políticas como la que impide la invitación de infieles al reino que custodia los lugares más sagrados del islam.

"Esta es una medida que pretende esencialmente acallar a los integristas", comentó un experto occidental en cuestiones saudíes. El grupo, ahora abiertamente proscrito, incluye al jeque Abdelrahmán Al Yibrín, un furibundo predicador sunita enemigo de los shiíes. También figura uno de los escritores que satirizaron ácidamente la presencia de tropas norteamericanas, durante la guerra del Golfo en 199 1, en Arabia Saudí.

Diplomáticos en el Golfo descartan la posibilidad de que la eliminación del organismo vaya a provocar críticas que puedan ensombrecer la mutuamente lucrativa relación de los saudíes con Occidente.

Analistas políticos citan como ejemplo un informe del departamento de Estado norteamericano, publicado en enero, que denuncia la "omnipresencia" de los abusos de los derechos humanos en Arabia Saudí. Dicho informe no ha alterado hasta ahora en lo más mínimo la solidez de la alianza de Arabia Saudí con Estados Unidos.