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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Una farsa trágica

LOS DIRIGENTES de los serbios de Bosnia siguen adelante con su política de guerra y de limpieza étnica salvaje para liquidar las zonas musulmanas que aún existen en Bosnia oriental. Después de que su autodenominado parlamento rechazase el plan de paz de la ONU, ahora organizan un referéndum que es una farsa trágica. Ni hay un censo electoral ni se sabe quiénes tienen derecho a votar. Nadie tomará en serio los resultados de esa comedia. El propio presidente de Serbia, Milosevic, preconizó la anulación de la consulta, pero no fue escuchado. Su influencia es cada vez menor entre los grupos serbios de Bosnia, creados por él..¿Hasta qué punto esta contradicción entre Milosevic y los serbios de Bosnia puede ayudar al proceso de paz? Mucho depende de la efectividad del embargo de Bosnia anunciado por Belgrado. Por ahora no lo es. La ONU se dispone a enviar unos 500 observadores para que controlen la frontera. Sin embargo, no será suficiente. Como en otras ocasiones, la medida, servirá para constatar las violaciones serbias de sus compromisos, pero no impedirá que los agresores reciban lo necesario para proseguir la guerra.

El cambio de Milosevic. no anula la necesidad de que los países occidentales adopten medidas de fuerza que permitan paralizar la guerra. En ese orden, la evolución de los últimos días es preocupante: hace una semana, con el viaje de Christopher a Europa, se discutían las medidas militares más eficaces para imponer el plan de paz, y hubo desacuerdos entre Europa y EE UU. Ahora se tiende a dejar de lado los planes de uso de la fuerza y se confía en la nueva actitud de Belgrado para inmovilizar a los serbios de Bosnia, como preconizó el mediador David Owen.

Esa táctica puede resultar catastrófica. No se debe olvidar que un factor esencial del giro de Milosevic fue el temor a una acción de fuerza de EE UU o de la ONU. Y cada día parece más evidente que, sin una acción de ese género, el plan Vance-Owen no se aplicará nunca. En el momento presente, varias ciudades bosnias (Sarajevo, Srebrenica, Gorazde, Zepa) han sido declaradas "protegidas por la ONU". Si no se protegen, la ONU quedará en el mayor de los ridículos. Pero ello exige que se imponga el libre acceso de los cascos azules a esas ciudades. De hecho, las bandas serbias del general MIadic violan los "alto el fuego": y prohíben que lleguen los suministros a esas ciudades. ¿De qué protección se puede hablar si depende del capricho de los jefes de banda?

El peligro hoy es que el contenido mismo del plan de paz quede viciado. Ya los croatas, estimulados por la, impunidad de que gozan los serbios, han atacado en Mostar y aplican la limpieza étnica. Si se sigue con indecisiones, el plan de paz podría acabar como una forma de legitimar una realidad impuesta por las armas: el reparto de Bosnia entre croatas y serbios.

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