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Tribuna:ELECCIONES 6 DE JUNIO
Tribuna
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La cuenta atrás "El País, contra Cambo"

Si los resultados confirman las previsiones, es bastante probable que los nacionalistas de Convergéncia i Unió (CiU) y del Partido Nacionalista Vasco (PNV), que podrían obtener, entre ambos, unos 25 diputados, sean invitados a formar parte de un Gobierno de coalición. Ello podría ocurrir en principio tanto con el PSOE como con el PP, e independientemente de cuál de ellos obtenga más escaños. Ni Pujol ni Arzalluz han querido adelantar claramente sus preferencias. En todo caso, y cualquiera que sea el ganador, el pacto no resultará fácil.Se ha dicho que Pujol se muestra más partidario de pactar con Aznar, y Roca de hacerlo con los socialistas. Tal vez, pero en cualquiera de los dos casos tendrían que convencer primero a sus socios de Unió Democrática. El partido de Duran Lleida pertenece desde hace muchos años, al igual que el PNV, a la internacional democrata-cristiana -cuyo nombre actual es Unión Europea Democrata-Cristiana (UEDC)-, en la que se integró recientemente el PP. Ese factor ha hecho pensar a algunos que la presión de la UEDC bastaría para convencer a los nacionalistas de la conveniencia de apoyar a Aznar. Parece razonable pensarlo, pero tal vez esa presión no baste. Los nacionalistas fueron muy reticentes a la admisión del PP en esa internacional, en cuyo último congreso, celebrado en Varsovia en julio pasado, el representante del PP, Javier Rupérez, que había criticado muy duramente a los nacionalistas, acabó llamando cura trabucaire a Arzalluz, el cual replicó pidiendo a Aznar que pusiera un bozal al otro.

De todas formas, es dificil que Unió acepte un compromiso si el PNV no lo acepta también. Pero el PNV tendría dificultades para entrar en un Gobierno español tanto si su socio es el PSOE como si lo es el PP. Arzalluz ha. dicho que sería complicado gobernar en Vitoria con los socialistas y en Madrid con los populares. Pero la dificultad mayor vendría del uso que los demás partidos nacionalistas, y en particular el de Garaikoetxea, que se dirige al mismo electorado, podrían hacer de ese compromiso. Convencer a las bases nacionalistas de la necesidad de participar en un Gobierno español sería tarea ardua si el socio fuera el partido de González y Guerra, y aún más si lo fuese el de Aznar y Fraga.En 1917, Francesc Cambó fue recibido como un héroe en Bilbao, y muy elogiado en la prensa nacionalista su discurso en favor de un autonomismo gradualista y pactista. Pero cuando, cuatro años después, se integró en el Gobierno de Maura, el diario Euzkadi iniciaba su duro comentario con estas expresivas palabras: "El País, contra Cambó". Se refería, naturalmente, al País Vasco. Pero si al PNV no le interesa entrar en el Gobierno central, y ello dificulta que lo haga Unió, lo que hace improbable que entre Convergéncia, tal vez los nacionalistas prefieran limitar su compromiso con el vencedor a un pacto de legislatura. Y hasta es posible que ello resulte, a la larga, menos arriesgado: un eventual fracaso de la participación gubernamental de los nacionalistas no sería interpretado por ellos como el de, una determinada fórmula de Gobierno, sino como el fracaso de la política de colaboración con España.

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