Lección de moralidad
Son en total 74 tomas históricas pertenecientes a uno de los periodos -el de la fotografía victoriana- durante el cual el medio estuvo más inseguro consigo mismo que en toda su trayectoria histórica. Aparte de la selección de imágenes de esta época incluida en el Prado junto a la pintura victoriana, otra exposición, que se presenta en la Fundación Nat West de Madrid muestra, por primera vez en España, la colección más cualificada de esos años de las actualmente existentes. Se trata de los fondos de la Royal Fotographic Society, institución patrocinada por la reina de Inglaterra.La mayoría de estas fotos -unas 67- son originales, excepto las obras firmadas por William H. Fox Talbot (1800-1877), y en conjunto están tasadas en 150 millones de pesetas. Por separado, algunas de las fotos que representan las naturalezas muertas del fotógrafo Roger Fenton (1819-1869), singularmente, alcanzan una cotización de más de 10 millones de pesetas. Dado su carácter de originales, y para evitar su deterioro, se ha habilitado una sala con iluminación mínima, que elimina el 95% de las radiaciones ultravioletas, que tanto dañan a la fotografía.
La colección de la Royal Photographic Society se formó progresivamente desde finales del siglo pasado. Su catálogo cuenta con una 100.000 referencias, que incluyen desde imágenes registradas con técnicas tan primitivas como heliograbados, sin olvidar los daguerrotipos y, en general, todos los formularios, del siglo pasado, hasta un insólito compendio de formas digitalizadas, desde 1927 hasta hoy.
Fenton, la estrella
De sus fondos, ahora se exponen las primeras tomas fotográficas realizadas de un partido de críquet, concretamente el jugado el 25 de julio de 1857 en Hunsdonburry entre la Artillería Real y el club de aquella localidad, captadas por Fenton, fotógrafo estrella de la colección. O las de la Casa del Parlamento -entonces en construcción-, a punto de terminar sus obras, registradas desde el palacio de Lamberth, también por Fenton. Al igual que unos interesantes originales del padre de Alicia en el país de las maravillas, Lewis Carroll, así como los personajes que reflejan la obsesión por captar la belleza para detenerla con su cámara, que acompañó a Julia Margaret Cameron toda su vida.
Los pintores victorianos -al igual que los plásticos de la época- utilizaron el medio como una herramienta. Una cámara era el instrumento de donde partía el apunte. Autores como Delacroix instrumentalizaron a sus fotógrafos contemporáneos en función de los intereses de su producción y los géneros de la pintura más habituales, como naturalezas muertas, paisajes y fantasías orientales.
Babelia
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.