El suicida de La Moraleja se acusó de una estafa de 5.000 millones
Baltasar Egea García, el asesor financiero de 47 años que se suicidó el pasado martes tras matar a su hijo y esposa, se autoinculpó de una estafa de 5.000 millones de pesetas en una carta dirigida al juez de Delitos Monetarios Miguel Moreiras, según publica esta semana la revista Tiempo.En una carta que envió a su empresa por correo el día anterior a la tragedia, Egea explicaba que cometía ese acto por problemas económicos, aunque no reseñaba cuáles eran.
La revista, que cita fuentes de la Audiencia Nacional, asegura que Baltasar Egea tenía un proceso abierto en el Juzgado Número 3 de la Audiencia Nacional por una estafa de 5.000 millones. Esto le pudo llevar a dirigir una carta al juez de Delitos Monetarios días antes del suceso.
Baltasar Egea García mantenía un tren de vida muy superior a sus ingresos económicos. Su piso de 200 metros cuadrados, enclavado en la urbanización el Soto de la Moraleja, albergaba armarios con nutridas colecciones de pieles.
Su esposa, María Adela Llana, era propietaria de una tienda de alta bisutería en la calle del General Perón. Su hijo Raúl había pasado por varios colegios privados, sin conseguir en ninguno de ellos calificaciones brillantes.
Casi todos los que le conocieron coinciden en señalar que las propinas desmedidas y los viajes a paraderos exóticos marcaban su tren de vida. Un asesor de Bolsa indicó a este periódico que Baltasar Egea García agasajaba con plumas de oro por Navidad, cuando casi todo el mundo regalaba bolígrafos. Y a los porteros les daba propinas de hasta 5.000 pesetas.
Su despacho, en el número 15 de la calle de Génova, era el destino final de las cartas y letras enviadas a las sociedades Asesores Agrupados y Técnicos de Inversiones y Valores (TIVSA).
El día posterior a su muerte, los clientes de esta compañía se agrupaban a las puertas del despacho, sin que los directivos ofrecieran ninguna aportación válida para desvelar los "problemas económicos" por los que atravesaba Baltasar Egea.
