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La ONU releva a EE UU al frente de las fuerzas de intervención en Somalia

Un grupo de 340 marines embarcó el lunes, pausadamente, a bordo de un Boeing 747 que partió de Mogadiscio, la capital somalí, rumbo a Estados Unidos. Terminaba así la primera fase de la Operación Devolver la Esperanza, que, coordinada por Estados Unidos, ha tratado de pacificar un país arrasado por dos años de guerra civil. El general Robert Johnston, que durante cinco meses ha estado al frente de una fuerza multinacional de 38.000 hombres (de ellos, unos 25.000 estadounidenses), traspasó ayer el mando al general turco Cevik Bir. Las Naciones Unidas, impulsoras de la intervención, asumen así la dirección de la operación.

La ceremonia duró media hora. La bandera azul de la ONU ondeó a partir del mediodía de ayer en la Embajada estadounidense, cuartel general de la operación.Cevik Bir estará al frente de 28.000 cascos azules que proseguirán las tareas de pacificación y de vigilancia del reparto de la ayuda humanitaria en un país en el que el año pasado murieron 350.000 personas a causa del hambre. Estados Unidos dejará un contingente de 4.000 hombres, de los que algo más de 1.000 estarán a bordo del portaaviones Montgomery, listos para actuar como fuerza de reacción rápida.

"La operación ha sido un éxito", comentaba el capitán Joe Davis antes de subir al avión que le llevaría de vuelta a Estados Unidos. "Pero ya es hora de volver a casa y de que la ONU se ocupe de esto".

La intervención multinacional, impulsada por el secretario general de la ONU, Butros Gali, comenzó el pasado 9 de diciembre con un espectacular desembarco de las tropas norteamericanas en las playas de Mogadiscio. Meses antes, las organizaciones humanitarias que trabajaban en Somalia habían hecho continuos llamamientos de ayuda para poner fin al caos que vivía el país desde enero de 1991, cuando la frágil alianza de clanes tribales que derrocó al dictador Siad Barre saltó en pedazos por las ambiciones Políticas de sus líderes. La guerra civil y la sequía acabaron con la agricultura y la ganadería. No había comida y sí, en cambio, abundante armamento proporcionado por la antigua URSS y EE UU en los mejores tiempos de la guerra fría.

Las tropas de intervención han tratado en este tiempo de desarmar a los clanes y controlar las principales ciudades y rutas para garantizar la llegada de la ayuda humanitaria, asaltada sistemáticamente por las bandas armadas. Ello no ha evitado nuevos choques en algunos puntos del país y ataques aislados contra las fuerzas multinacionales.

Simultáneamente, las Naciones Unidas han auspiciado las negociaciones entre las diferentes facciones enfrentadas sin que hasta el momento se haya logrado un acuerdo definitivo. "Nuestro mandato es muy claro" explicaba ayer el portavoz de Naciones Unidas, David Stockwell. "Reforzaremos la paz. Esperamos lo mejor, pero también estamos preparados para lo peor".

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