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Entrevista:

"Nos gusta mucho hacer proyectos ambiciosos de dudosa rentabilidad"

Paco Nadal

Fernándo Flores, murciano de 54 años, ha obtenido el Premio Iberdrola por su larga carrera como investigador y sus aportaciones en campos de la física del estado sólido, como los metales líquidos o los semiconductores. El galardón, dotado con 12 millones de pesetas, es el más destacado que una fundación privada española concede a un científico. Flores, participa en el proyecto de un pequeño acelerador de partículas para la Comunidad de Madrid.Pregunta. ¿Supone este proyecto una contestación al acelerador sincrotrón proyectado para Barcelona?

Respuesta. La construcción de un acelerador de iones en Madrid es un proyecto de la comunidad autónoma que aún se encuentra en fase muy preliminar. Yo participo en la idea como asesor del consejero Litzsavettsky, aunque el diseño y la dirección del proyecto corren a cargo de Fernando Agulló. Se trataría de de una máquina relativamente pequeña, de un coste entre los 500 y los 1.000 millones de pesetas, cuya capacidad sería absorbida por los grupos de científicos que trabajan en el área de Madrid.

P. Parece que, a la vuelta de pocos años, España puede pasar de no tener ningún acelerador a disponer de varios.

R. Aquí nos gusta demasiado metemos en proyectos muy ambiciosos, de dudosa rentabilidad. En el tema de los aceleradores de partículas, creo que sería mejor apostar por proyectos aparentemente menos grandiosos, pero que permitieran ir adquiriendo conocimientos poco a poco. El nivel de la física en España es muy bueno, pero todavía no tenemos el conocimiento de lo que yo llamaría física de desarrollo, es decir, aún no tenemos la experiencia de haber creado aceleradores, de tener un sincrotrón, o de tener una fábrica de Taus. Me da miedo que se quiera correr demasiado y se quemen etapas.

No al gran acelerador

P. ¿No está a favor de la construcción de un gran acelerador de partículas en España?

R. Decididamente, no. Sería más lógico plantear un acelerador o un sicrotrón más pequeño que nos permita, primero, enseñar a los jóvenes, aprender nosotros mismos, de manera que dentro de diez años tengamos la experiencia necesaria para proyectos más grandes. Me da miedo que se gasten 20.000 o 30.000 millones de pesetas en un acelerador enorme, cuya tecnología va a ser de importación, sin reportar beneficio y experiencia para los investigadores españoles. Además, por lo que tengo entendido, el proyectado en Cataluña puede estar el 70% de su tiempo prácticamente sin utilizar, porque no hay suficientes grupos de trabajo en España para sacarle todo su rendimiento.

Pregunta. ¿Qué ha supuesto para usted la concesión del Premio Iberdrola?

Respuesta. Una gran, satisfacción y un impulso para seguir trabajando. Pienso que es un reconocimiento a la investigación científica, que siempre ha sido un trabajo oscuro.

P. ¿Cree que la labor de los científicos sigue sin ser reconocida por la sociedad española?

R. Afortunadamente, no. Creo que algo está cambiando. Hace 20 años era casi una locura dedicarse a la investigación, porque el reconocimiento era mínimo y la sociedad no sabía ni que existían científicos en este país. Las empresas, además, no tenían ningún interés en utilizar los resultados de esos trabajos. Este premio, que lo concede la empresa privada, es un buen ejemplo del cambio.

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