Un Beethoven puro bajo la fascinación de Giulini
En un solo día, el lunes 26, el Auditorio de Galicia registró dos sucesos significativos dentro de las actividades de Compostela 93, organizadas con motivo del Año Jacobeo. Por la noche, a teatro desbordante, la Filarmónica de la Scala de Milán, bajo la dirección de Carlo María Giulini, nos aleccionó sobre lo que puede ser y fue un Beethoven ejemplar: espiritual, limpio de demagogia y tan inserto en el naciente romanticismo como coronador del clasicismo vienés.
La Sinfonía número cuatro en si bemol y la Número cinco en dó menor, escritas entre 1806 y 1808, sonaron diamantinamente en las cuerdas de los profesores milaneses apoyadas en el resto de las secciones igualmente disciplinadas y atentas a la fascinación, más que a la dirección, de Giulini. Este Beethoven puro y sin dramatismo añadido, ¿está más cerca de la verdad? Quizá, pues siempre fue más verídica en arte la desnudez que el traje, la serenidad que la pasión, el supremo orden entre el hombre y el tiempo que el arrebato y la exageración.
El humanismo de Giulini, verdaderamente conmovedor, renuncia a las soluciones fáciles para acceder a las artísticas. Nos dio prosa bella y perfecta en lugar de: discurso o arenga, como si quisiera evidenciar lo que constituye una certeza histórica: la cercanía de Beethoven, Haydn, Mozart y Schubert. Acaso por ello, a la hora final de los clamores, el casi octogenario, lúcido y espigado Giulini expuso el intermedio de Rosamunda de manera prodigiosa. Parecía un sutil pianista interpretando alguno de los Impromptus schubertianos. Esta nueva actuación de Giulini se incorpora con perfiles definidos al más entrañable archivo de nuestra memoria musical.
Curso de dirección
Poco antes, en la sala de conferencias del auditorio, el alcalde de la ciudad y también pianista, Xerardo Estévez; el subdirector general de Música, Francisco Cánovas, y el director Aldo Ceccato, titular de la ONE, nos dieron cuenta del curso de dirección que se desarrollará en Santiago entre el 12 y el 25 de julio, impartido por Ceccato, con la asistencia de Roberto Montenegro, maestro uruguayo formado con Celibidache y el propio Ceccato. Para final se dio una importante noticia: la futura creación de la Joven Orquesta de Iberoamérica, radicada en Compostela, primer fruto práctico del recientemente creado Instituto Iberoamericano de Investigación y Ciencias Musicales.
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