Seis bancos centrales europeos rescatan a la peseta en una acción concertada sin precedentes
El Banco de España necesitó ayer el apoyo concertado de seis bancos centrales europeos para defender a la peseta de una nueva ola de ataques especulativos. La alarmante y constante depreciación de la moneda española, que ayer llegó a cotizar a su mínimo histórico (74,35 pesetas por marco), forzó esta acción sin precedentes. La resistencia del Banco de España, a primeras horas de la jornada, a bajar los tipos de interés, pese a que el resto de Europa secundaba el recorte que la víspera había anticipado Alemania, confirmó inmediatamente a los especuladores la vulnerabilidad de la moneda y despertó su apetito. Pese al auxilio, Europa vivió intensos rumores de una nueva devaluación, que fue descartada a última hora de la tarde por el presidente González.
Los bancos centrales de Alemania, Francia, Holanda, Bélgica, Dinamarca e Irlanda, además del Banco de España, protagonizaron ayer una acción concertada en defensa de la peseta que no tiene precedentes en la historia del mecanismo de cambios europeo. La ayuda se produjo después de que el Banco de España -cuyo gobernador, Luis Ángel Rojo, había manifestado dos días antes su escepticismo sobre una próxima bajada de tipos en España- fuera incapaz de mantener, tras varias intervenciones, la paridad de la moneda. Ni las sucesivas actuaciones en los mercados de cambio con la venta de marcos contra pesetas, ni el mantenimiento del precio oficial del dinero, ni la subida de 1,5 puntos en el tipo de interés a un día, hasta el 15,50%, detuvieron la caída.La peseta cotizó toda la jornada en su banda negativa del Sistema Monetario Europeo y cerré a 73,78 pesetas por marco, muy por debajo de su cambio central (72,79) y depreciada más de una peseta sobre el cierre del día anterior (72,75). Ello a pesar de que entonces ya se había producido una segunda ronda de intervenciones liderada por el Bundesbank, que horas antes había descartado recurrir a tal medida. La peseta también se depreció frente al dólar y cerró a 117,9 pesetas, contra 116,1 la víspera.
En medio de intensos rumores en toda Europa sobre una posible nueva devaluación -sería la tercera desde la tormenta monetaria de septiembre de 1992-, un portavoz del Banco de España explicó que los seis bancos intervinieron porque "consideran que los ataques son injustificados". "La peseta está sufriendo el mismo tipo de acoso que el franco antes de las elecciones en Francia", señaló la misma fuente, quien aseguró que la moneda española, antes de sufrir otra devaluación, "se saldría del Sistema Monetario Europeo".
Esta misma opinión circuló de inmediato por todas las salas de contratación europeas. Después llegarían las declaraciones del presidente del Gobierno, Felipe González, de visita oficial en Polonia, descartando, a última hora de la tarde, cualquier cambio en la paridad de la peseta. González atribuyó a "cuestiones políticas y no económicas" las dificultades de la divisa, informa Ignacio Cembrero. "El Gobierno está firmemente decidido y tiene la comprensión y el respaldo de los bancos centrales de los países comunitarios. Estoy convencido que venceremos a los especuladores", aseveró González.
Algunos analistas consideran que la peseta se ha beneficiado del acuerdo alcanzado entre los bancos centrales a mediados de esta semana en Basilea para reforzar los mecanismos de cooperación del SME. Sin embargo, cuestionaban si este compromiso se mantendrá si aumenta la intensidad de los ataques la próxima semana. Otro de los motivos que pueden explicar la acción concertada, a juicio de un analista de Finconsult, es la desventaja comercial que para algunos países supondría una tercera devaluación, entre ellos Francia.
Varios analistas comparten la opinión de que la incertidumbre política y las recientes declaraciones del gobernador del Banco de España, Luis Ángel Rojo, al diario Financial Times, sobre la continuidad de la inestabilidad cambiaría, han alimentado la especulación. Fue precisamente la vulnerabilidad demostrada por la peseta desde mediados de la semana lo que llevó ayer al Banco de España a dejar invariable, en el 13%, el precio oficial del dinero, cuando el resto de los países comunitarios sí se beneficiaban de la bajada de tipos que Alemania adelantó el jueves. "Nos hemos quedado solos en la foto", dice Enrique Sánchez del Villar, de Analistas Financieros Internacionales. "Han bajado todos menos España, a pesar de que nuestra economía está entrando en recesión".
Las reservas, una incógnita
Los rumores de devaluación -medida que permitiría reducir los tipos de interés- beneficiaron, sin embargo, al mercado secundario de deuda, donde el precio del bono a diez años subió 0,30 puntos, impulsado fundamentalmente por las compras de no residentes. La Bolsa de Madrid, convencida también de que se producirá una devaluación, subió un 1,33%.
Las declaraciones de González de que cuenta con el apoyo de los bancos centrales pueden despejar la principal incógnita del mercado: de qué nivel de reservas dispone ahora el Banco de España para seguir defendiendo a la peseta. Algunos operadores las calculan entre 15.000 y 20.000 millones de dólares, frente a 48.131,5 millones en marzo.
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