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Clinton acepta recortar en un 25% su plan contra la crisis para que lo apruebe el Congreso

El presidente norteamericano, Bill Clinton, está dispuesto a perder alguna batalla con tal de ganarle la guerra al Congreso. Como primera muestra, Clinton ofreció ayer sacrificar el 25% de los 16.300 millones de dólares de su plan de estímulo de económico con tal de que las medidas de urgencia sean aprobadas por los legisladores, que lo tienen bloqueado desde hace dos meses. Decidido a buscarse adeptos entre sus oponentes políticos, Clinton ha propuesto la ampliación de 200 millones de dólares para contratar más policías en su plan de lucha contra la delincuencia.

Según la redefinición del programa presentado ayer, quedan intactos los apartados más sociales, como la ampliación de los beneficios para los parados, los contratos de verano para jovenes y el programa de vacunación para los niños.Pero los esfuerzos conciliadores del presidente no dieron resultado. Minutos después de que se dieran a conocer sus intenciones, el líder de la minoría republicana, Robert Dole, anunció que a pesar del recorte van a seguir rechazando el plan. Dole subrayó que la única manera que el presidente tiene para sacar adelante el que se considera como uno de sus planes más representativos es "recortando dinero de otros programas".

Bill Clinton se enfrenta a una situación delicada ya que un fracaso en la aprobación de este plan de estímulo económico le colocaría en una difícil posición a la hora de sacar adelante la nueva legislación fiscal y de atención sanitaria.

Clinton se enfrenta a una situación curiosa. Su partido tiene la mayoría en ambas cámaras, pero esto no es suficiente impulso para la aprobación de sus medidas. El problema está en el Senado, dónde conviven 57 demócratas con 43 republicanos. El presidente necesita 60 votos para finalizar con el bloqueo a sus iniciativas, es decir, en caso de que todos los representantes de su partido le apoyen, todavía necesitaría tres votos favorables de los republicanos. De momento, no sólo no ha conseguido convencer a tres de sus opositores sino que tres senadores de sus Filas han dado muestras de que no van a votar a su favor cuando el Senado empiece a estudiar la nueva propuesta la próxima semana.

Tras las vacilaciones de los representantes demócratas en la Cámara alta, la Casa Blanca hizo esta semana una advertencia general a los legisladores. Todos aquellos que no apoyen con su voto las principales iniciativas económicas del ejecutivo deben atenerse a las consecuencias. La Casa Blanca explicó que, a partir de ahora, los miembros del Congreso contrarios a la política del presidente tendrán más problemas que los que demuestren fidelidad cuando pidan favores, tales como entradas para que sus familiares y conocidos conozcan la Casa Blanca, según informaba The New York Times.

El presidente norteamericano, que denunció reiteradamente en su campaña la política de obstrucción de los congresistas y las redes de intereses, envió una carta a la mayoría demócrata en el Congreso para quejarse de la "falta de voluntad" de los republicanos. "Tenemos la misión de conseguir un cambio en la manera en la que se hace la política en Washington y de sacar este país adelante", dijo.

El presidente, que prometió llevar aires nuevos a la tradicional manera de hacer política en Washington, necesita actuar con rapidez. Mientras lucha contra la oposición de dentro y fuera de su partido, las encuestas empiezan a apuntar un ligero descenso en el apoyo de la opinión pública a sus iniciativas económicas.

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