Suspendidos de empleo y sueldo

El decreto de disolución del Congreso y del Senado, publicado ayer en el Boletín Oficial del Estado (BOE), además de promover un nuevo escenario político, deja en situación de orfandad, incluso económica, a un total de 265 diputados y 249 senadores: todos los parlamentarios que no forman parte, como titulares o suplentes, de las diputaciones permanentes de ambas cámaras. Con la disolución han perdido su condición de parlamentarios y sus asignaciones económicas. Pero, sobre todo, ayer terminó la actividad en el gran foro de la confrontación política.

Solamente unos pocos diputados acudieron al Congreso para resolver algunos asuntos pendientes, recoger papeles o despachar asuntos de gobierno de la Cámara. Para la mayoría de ellos, el palacio de la Carrera de San Jerónimo de Madrid es ya únicamente una esperanza que tendrán que reconquistar en las urnas el 6 de junio.El año electoral supone, entre otras cosas, un alivio importante para los presupuestos parlamentarios. Este mes de abril, diputados y senadores cobrarán sus sueldos, ya que, según argumenta Juan Muñoz, vicepresidente primero del Congreso de los Diputados, "no se puede dejar a nadie sin ingresos de la noche a la mañana y sin posibilidad de encontrar una dedicación estable, porque la mayoría repetirán en las listas electorales y la campaña se encuentra ya a la vuelta de la esquina".

Desde ayer, nadie cobra dietas, viajes o complementos por presidencias de comisiones u otras dedicaciones propias de la labor parlamentaria. Si se estima en aproximadamente medio millón de pesetas la cifra media bruta que percibe un parlamentario, puede calcularse que el Congreso de los Diputados ahorrará entre los meses de mayo y junio cerca de 260 millones de pesetas, y el Senado, en torno a 240 millones, a lo que habrá que sumar lo que supongan las dietas y complementos que no se abonarán durante esos dos meses.

El presupuesto del Congreso de los Diputados se verá especialmente aliviado porque, según fuentes de la Mesa de la Cámara, ese ahorro de sueldos permitirá incrementar las cantidades que necesita el nuevo edificio para la conclusión definitiva de las obras y para su acondicionamiento.

"Trabajo perdido"

El ambiente de la Cámara baja era ayer de despedida y cierre. José Antonio Souto, del Centro Democrático y Social (CDS), lamentaba Ias horas de trabajo perdidas en la discusión del Código Penal" mientras que el socialista Álvaro Cuesta se consolaba con que "a alguien servirán cuando lean los debates en el diario de sesiones, porque la vida política sigue y habrá que retomar la discusión para la reforma del vigente Código Penal".

Carlos Revilla, que dejó el Grupo Centrista para pasar a engrosar las filas del Grupo Mixto, se despedía con aire definitivo porque no cree que vuelva a presentarse en ninguna candidatura, y bromeaba sobre su vuelta a la actividad de neurocirujano tras abandonar la política.

En la orilla opuesta, Miguel Ángel Ramírez, del Partido Popular, autoalimentaba sus expectativas: "Ahora, a la batalla", aseguraba mientras se extendía en el recuento de los mejores augurios para su partido.

El presidente del Congreso de los Diputados, el socialista Félix Pons, acudió a su despacho como cualquier día, pero evitó hacer cualquier tipo de declaraciones a los medios de comunicación. La jornada tuvo para el Congreso el aire del teatro vacío después de una representación intensa: apenas la tramoya de algunos periodistas habituales y dos docenas de diputados.

Para las cámaras es la hora de los funcionarios, de los que permanecen frente a la contingencia de los políticos que pasan. Sin embargo, un letrado que evita facilitar su nombre, "en aras de la eficacia neutral", rechazaba con vehemencia ese planteamiento: "Los funcionarios de todos los parlamentos del mundo están incluso más sujetos que ningún otro a los vaivenes de la política. El trabajo cambia totalmente en una situación de mayoría absoluta de un partido, frente a otra de inestabilidad parlamentaria. El quehacer del funcionario parlamentario está siempre sujeto a la incertidumbre del resultado electoral que marca el ritmo y los objetivos del Parlamento".

De cualquier modo, los funcionarios de la casa eran ayer el signo más visible de que la vida de la institución no se extingue, aunque durante un par de meses, exactamente hasta las diez de la mañana del 29 de junio, cuando se celebre la primera reunión de las Cortes resultantes de las elecciones del 6 de junio, su actividad tenga que permanecer entre paréntesis.