Empresarios y profesionales, los más vigilados
Las actuaciones inspectoras de la Agencia Tributaria, que suponen un control en profundidad del contribuyente, requieren mucho tiempo y profesionales con alta cualificación. Los sistemas informáticos son más rápidos y sus resultados, en algunos casos, espectaculares.En 1992, la Agencia Tributaria descubrió, simplemente comparando datos contenidos en sus ordenadores, irregularidades en las liquidaciones de 392.701 empresarios y profesionales: un incremento del 93% respecto al año anterior. Pero el crecimiento de la recaudación que proporcionaron estos requerimientos fue aún ma
yor: 27.965 millones de pesetas frente a los 8.864 millones del, año
anterior, lo que supone un aumento del 215%.
Todas las declaraciones del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF) se someten a un control informático que permite descubrir los errores ariméticos en los que haya podido incurrir el contribuyente, o controlar ciertas circunstancias que la Agencia desea someter a un control específico.
Mediante estas declaraciones paralelas, Hacienda ingresó el año pasado 11.863 millones de pesetas, fruto de 337.333 liquidaciones incorrectas de IRPF que dieron lugar a otras tantas declaraciones provisionales.
La Agencia Tributaria también realiza este tipo de declaraciones provisionales por otros motivos: no presentación de declaraciones de pago a cuenta del Impuesto sobre Sociedades, un ingreso inferior al previsto por la Agencia, o liquidaciones practicadas en base a cruces informáticos entre los rendimientos declarados por el contribuyente y los imputados a terceros.
Las 10.069 liquidaciones practicadas en 1992 por estos motivos aportaron otros 1.658 millones de pesetas a las arcas de la Hacienda Pública.
Además del control del cumplimiento de las obligaciones fiscales, la Agencia Tributaria se propone también mejorar su capacidad de "exigir por vía ejecutiva el pago de las obligaciones que no fueron hechas efectivas en vía voluntaria".
En 1992, los ingresos recaudados de esta forma ascendieron a 62.187 millones de pesetas, frente a los 50.298 millones del año anterior, lo que representa un incremento del 23,6%.
Pero toda esta actividad recaudatoria tiene un precio. La Agencia Tributaria tuvo en 1992 unos gastos de funcionamiento de 98.236 millones de pesetas. Puesto que el total recaudado fue de 10,855 billones, fue necesario gastar 0,90 pesetas por cada 100 recaudadas. En 1991, se necesitaron 0,96 pesetas para conseguir la misma recaudación.
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