Un sector del PP reprocha al alcalde falta de firmeza

Los concejales del PP están escribiendo un nuevo código de comportamiento: no importa si lo que hacen es ético, sino si es legal. El responsable de Vivienda justifica que funcionarios relevantes opten a un piso municipal. El concejal de Chamartín considera lógico completar su sueldo de 300.000 pesetas con negocios en su distrito, algunos promovidos desde la propia junta. El edil de Personal explica que en una plantilla como la municipal es normal que los hermanos se coloquen entre sí. Y al alcalde se le superponen lo que él llama "escándalos de artesanía", mientras que un sector del PP le reprocha no haber actuado a tiempo, con firmeza, para cortarlos.

El gobierno de José María Álvarez del Manzano está recogiendo los frutos de la anómala situación del partido en Madrid, cuya estructura permanece inalterada desde hace un lustro, en contra de los propios estatutos populares. Mientras el PP nacional no ha dejado de buscar posiciones de centro, las sedes de los distritos madrileños siguen en manos de la vieja guardia y han constituido así la principal cantera del equipo del alcalde. Los dos concejales que una vez rompieron la disciplina de voto en el Ayuntamiento, Venancio Mota y Manuel Martínez- Blanco, son responsables del partido en Usera y Carabanchel, respectivamente (ambos se negaron a votar la adjudicación de un centro comercial en Aluche que, a su juicio, perjudicaba los intereses de los pequeños comerciantes). El concejal que presume de su pasado falangista, Isaac Ramos, es el presidente del PP en San Blas.El relevo ideológico y generacional, según algunas voces discrepantes, no se podrá producir en Madrid mientras no se celebre un congreso regional, pendiente desde hace varios años. La cúpula del partido ha decidido acabar con esa situación y después de las elecciones generales se convocará el congreso. No obstante, aún no está resuelto el principal problema: encontrar el hombre que releve al actual presidente regional, Luis Eduardo Cortés. En su actual equipo figura, como vicepresidente, el responsable de la Empresa Municipal de la Vivienda (EMV), Enrique Villoria, situado desde hace un mes en el ojo del huracán político. Los cuatro nombres manejados en la sede del PP como sustitutos para el liderazgo regional son Alberto Ruiz Gallardón, Rodrigo Rato, Rodolfo Martín Villa y Félix Pastor Ridruejo. Quienes más cartas tienen en la elección son Ruiz Gallardón y Pastor.

"La lista del partido para el Ayuntamiento se confeccionó con militantes de toda la vida, gente muy conocida en sus distritos, pero que hay que marcar de cerca a la hora de gobernar para que no confundan los intereses políticos con los personales", relata un destacado miembro del PP. "La lista se hizo para ganar las elecciones, pero no para gobernar. No llegan a media docena los profesionales que pueden arropar al alcalde en la gestión diaria con absoluta confianza". Importantes responsables del PP reducen todavía más el cupo de concejales que podrían dar el salto a la política nacional en un presunto Gobierno de Aznar por el bagaje acumulado en Madrid.

Control del grupo

Pero el alcalde no acaba de ejercer el control sobre su grupo que le demanda la situación. "Le falta autoridad", dicen las mismas fuentes. Desde la izquierda, la falta de firmeza se le reprocha también para organizar la ciudad: la incapacidad de sancionar a los incívicos acaba generando un caos de tráfico, de aparcamientos en doble fila... y de suciedad y degradación urbana.Sin embargo, algunos que critican en el PP esta falta de decisión del alcalde en los asuntos internos entienden su actitud. Álvarez del Manzano no puede ir destituyendo alegremente a sus concejales porque pondría en peligro el gobierno en mayoría.

El alcalde ya tiene cuatro concejales agraviados y siempre cabe la duda de si continuarán o no en el Grupo Popular hasta el final del mandato. Son los casos de Mota y Martínez-Blanco y de Ángel Matanzo y Pedro Ortiz (concejales sin competencias tras su destitución en febrero pasado). La deserción de dos concejales acabaría con la mayoría de que goza Álvarez del Manzano. Fuentes del PP aseguran que en alguna ocasión el alcalde ha planteado ese dilema a los responsables nacionales del partido: disciplina o gobierno.

Todos estos datos son reflexiones de miembros del PP a la luz de los últimos acontecimientos: las contrataciones de familiares por parte de cargos de confianza del concejal de Personal, los negocios de Miguel Cantos en Chamartín (promovió desde su junta un aparcamiento privado cuyos derechos de explotación adquirió su empresa tiempo después) y las irregularidades encontradas en la concesión de pisos municipales. "La sucesión de estos pequeños escándalos, y concretamente el asunto de la EMV, puede ser más grande, por su repercusión directa e inmediata en la calle, que grandes desfalcos u oscuras operaciones urbanísticas como la Renfe en San Sebastián de los Reyes", explican en el partido. En el PP están de acuerdo en que se trata de escándalos menores, en nada comparables a los que afectan a sus enemigos electorales, pero admiten que no se ha actuado bien y a tiempo sobre ellos.

Algunos concejales del equipo de gobierno consideran que Álvarez del Manzano podía haber solventado con mayor decisión y autoridad estos problemas. El caso de la Empresa Municipal de la Vivienda (EMV), sugieren, se habría apaciguado con la destitución del presidente de la entidad, el concejal Enrique Villoria, o con la constitución de un comisión de investigación al día siguiente de que el PSOE denunciara las irregularidades del proceso.

20 días

Sin embargo, el gobierno municipal tardó 20 días en suspender el trámite. El alcalde presume de la transparencia que ha guiado sus decisiones y que sus comisiones de investigación son un caso único en la historia -del Ayuntamiento. "Demasiado tarde", piensan los críticos. Mientras el alcalde decidía, hasta la fiscalía del Tribunal Superior de Madrid tuvo tiempo de emprender su propia investigación.Si el equipo de gobierno popular salva indemne el año electoral, habrá alguna posibilidad para regenerar el grupo, apuntan algunas teorías. El primer paso sería la composición de la nueva ejecutiva regional, que dejaría sin apoyo a varios concejales y al alcalde las manos libres para moverlos. Mientras, Álvarez del Manzano sigue trabajando en el segundo paso, de más complicada ejecución: encontrar la fórmula legal que permita fichar a "personas de fuera" para gestionar las áreas municipales. El alcalde nunca ha negado su deseo de emprender un amplio reajuste en su grupo.