Francia otorga al centro-derecha la mayoría más abrumadora del siglo
Chirac dice que los conservadores tendrán que "saber dominar su victoria"
François Mitterrand escogerá hoy, o a lo sumo mañana, el nuevo primer ministro de Francia en el seno de la mayoría parlamentaria más abrumadora en los siete lustros de existencia de la V República y en todo el siglo XX. El presidente socialista no tendrá margen de maniobra. Apoyado por sus correligionarios gaullistas y también por los centristas, el candidato Edouard Balladur le resultará insoslayable. La Asamblea Nacional surgida de las elecciones legislativas francesas, cuya segunda vuelta se celebró ayer con una participación próxima al 70%, es casi monocolor. La coalición formada por la gaullista Agrupación para la República (RPR), de Jacques, Chirac, y la centrista Unión para la Democracia Francesa (UDF), de Valéry Giscard d'Estaing, contará al menos con 458 de los 577 escaños de la Cámara.
El centro-derecha confirmó ayer su aplastante victoria del pasado día 21: a falta del escrutinio de ocho escaños de ultramar, había conseguido 458 de los 577 posibles, prácticamente el 80% de la Cámara. En su particular carrera con los centristas, los gaullistas obtuvieron 245, frente a los 213 de sus aliados. Giscard anunció que renuncia a ser primer ministro y dio un espaldarazo a la candidatura de Balladur, mientras Chirac afirmaba que la nueva mayoría tendrá que "saber dominar su victoria".No se produjo el despertar del electorado de izquierda que habían reclamado los socialistas. El partido del puño y la rosa contará con algo más de 50 diputados, frente a los 250 de la anterior legislatura, aunque con grupos aliados sumó 276 escaños en 1988. Michel Rocard, Roland Dumas y Lionel Jospin se encontraban entre quienes perdieron sus escaños. Pierre Bérégovoy, Jack Lang, Laurent Fabius, Bernard Tapie y Jean-Pierre Chevènement consiguieron conservarlos. El Partido Comunista Francés (PCF) salió menos descalabrado. Los comunistas, que obtuvieron 23 escaños, uno de ellos para Georges Marchais, podrán formar grupo parlamentario.
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El centro-derecha obtiene el 80% de los escaños
Viene de la primera páginaPese a tener más votos que los comunistas, el ultraderechista Frente Nacional, debido al sistema mayoritario, no obtuvo un sólo escaño. Tampoco lo consiguieron las dos candidatas ecologistas que seguían en liza.
Desde anoche, François Mitterrand, último reducto de la izquierda en las instituciones francesas, está solo frente al maremoto de la derecha. Nunca la V República había conocido unas elecciones legislativas tan tranquilas en las apariencias como espectaculares en sus resultados. "Es todo un giro en la historia política de este país", reconoció el ya casi ex ministro Bernard Kouchner. Y es que los franceses habían tomado su decisión hacía mucho tiempo: querían expresar sin la menor ambigüedad su deseo de poner punto final a una hegemonía socialista identificada con el paro, la corrupción y las promesas traicionadas.
Francia se ha dotado en los dos últimos domingos de un hemiciclo casi monocolor. Desde la denominada Chambre Introuvable de 1815, que contaba con nueve diputados monárquicos de cada diez, este país no conocía una mayoría parlamentaria tan amplia. Merced al sistema mayoritario y al hundimiento socialista, la coalición RPR-UDF cuenta con más de las tres cuartas partes de los escaños.
El centro derecha intentaba anoche evitar toda impresión de triunfalismo o revanchismo. Sus principales dirigentes efectuaban repetidos llamamientos a la "moderación", la "tolerancia" y el "respeto de las instituciones". El gaullista Chirac afirmó que la nueva mayoría tendrá que "saber dominar su victoria".
Otra política
Actuando como el principal presidenciable del país, Chirac se dirigió a los franceses en estos términos: "Habéis expresado vuestro rechazo del poder socialista y vuestro deseo de otra política, de una lucha enérgica contra el paro y una devolución al Estado de su autoridad y su imparcialidad". Y añadió una idea que ha venido repitiendo durante toda la semana: "Si Mitterrand no quiere sacar todas las consecuencias de estas elecciones [es decir, si no dimite], deberá nombrar un nuevo primer ministro que tenga la confianza de la nueva mayoría".
Sólo Philippe de Villiers, diputado populista de la UDF, reclamó abiertamente la dimisión de Mitterrand. Giscard le llamó de inmediato al orden al subrayar la necesidad de "respetar la Constitución". Pero era evidente que, tras su histórica victoria, a la coalición de centro derecha le va a ser muy dificil controlar su deseo de expulsar a Mitterrand del palacio del Elíseo.
Dos sondeos manifestaban opiniones contrapuestas de los franceses sobre la pertinencia de la dimisión de Mitterrand. Uno de Sofres indicaba que el 51% de los franceses desea que el presidente cumpla su mandato constitucional hasta 1995, frente a un 41% que desea verle dimitir ahora. La otra encuesta, de BVA, indica que el 55% quiere verle jubilado ya y que el 37% prefiere que siga.
Otro sondeo de BVA aseguraba anoche que, si la elección presidencial se celebrara ahora, Chirac vencería tanto a Michel Rocard como a Jacques Delors. Chirac sueña con una elección presidencial anticipada y, a tal efecto, no oculta su intención de provocar en breve una crisis entre Mitterrand y la nueva mayoría. En este empeño, cree contar con el apoyo de la opinión pública. Los gaullistas citaban anoche con evidente placer los comentarios de Rocard afirmando que existe "un ajuste de cuentas pendiente" entre los franceses y Mitterrand.
El RPR y la UDF estaban convencidos de que François Mitterrand va a desempeñar en los próximos meses "el papel de Kutuzov", el mariscal que a comienzos de la campaña de Rusia evitó enfrentarse a Napoleón. Era una idea confirmada por la guardia pretoriana del presidente. "Mitterrand", declaró una fuente del Elíseo, "va intentar hacerse lo más discreto posible hasta el próximo otoño".
Los principales líderes del humillado Partido Socialista apoyaron al presidente. Laurent Fabius, primer secretario del PS, pidió a la nueva mayoría "el máximo respeto a la función presidencial". Rocard afirmó que Mitterrand "desempeñará un papel fundamental en la preservación de nuestras instituciones y las grandes orientaciones republicanas del país". Pese a su vieja rivalidad con el presidente, Rocard le envió este mensaje: "Que sepa que tendrá el apoyo de todos los franceses que creen en la democracia".
Rocard y el contrapeso
Rocard reiteró que sigue siendo el candidato "natural" de los socialistas a la sucesión de Mitterrand. Y luego aseguró que "la ausencia de contrapeso" es "un peligro para la democracia". La derecha, explicó, "dispone de un considerable superpoder: controla casi todas las regiones, más de las tres cuartas partes de la Asamblea Nacional y la mayoría del Senado".
Los socialistas no podían ocultar que se sentían profundamente humillados. "Hemos sido duramente sancionados", declaró el ya casi ex primer ministro Pierre Bérégovoy. "Ha sido una severa derrota", aceptó Laurent Fabius. "La izquierda ha perdido y yo con ella", proclamó Rocard. La cúpula del PS se reunirá hoy para intentar encontrar explicaciones al desastre. Son posibles duros ajustes de cuentas entre Fabius y Rocard.
El primero considera que el big bang de Rocard -el anuncio de la muerte del Partido Socialista en los comienzos de la campaña electoral- ha sido un elemento clave de la derrota. Al perder su escaño de Conflans-Saint-Honorine, Michel Rocard ve amenazada su condición de líder del renacimiento de la izquierda. Anoche comenzaba a hablarse en las filas socialistas de Jacques Delors como el mejor candidato posible a la futura elección presidencial.
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