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El Gobierno sostiene que el control de la inmigración evita la explotación laboral

El Gobierno español está convencido de que el establecimiento de diversas medidas de control sobre los flujos inmigratorios es una buena medida para evitar la explotación laboral de los extranjeros a manos de "empresarios desaprensivos" según Fernando Puig de la Bellacasa, director general de Política Interior. Éste añade que el control sobre la entrada de inmigrantes también "impedirá que la xenofobia cristalice en una fuerza política" de ultraderecha, como ha sucedido en otros países.

Hoy se inicia en Madrid la "Conferencia sobre Migraciones y Cooperación Internacional: los retos para los países de la OCDE", en la que intervienen 24 naciones integradas en este organismo. En la conferencia, organizada por los gobiernos español y canadiense, tomarán parte también expertos del Consejo de Europa, la Unesco y la Organización Internacional del Trabajo.El congreso analizará las formas de control de los flujos migratorios y estudiará qué pueden hacer los gobiernos, los empresarios, las grandes firmas multinacionales y los propios emigrantes para el desarrollo de sus países. "La solución a largo plazo pasa por arreglar los desequilibrios económicos" señala Raimundo Aragón Bombín, director general de Migraciones.

Aragón, que cree que "los problemas de la emigración no se pueden abordar sólo desde un punto de vista represivo", resalta la importancia de la conferencia en el hecho de ser la primera vez que "se va a prestar importancia a los flujos migratorios sur-norte, mientras que en otros foros similares se han debatido los fujos del este hacia el oeste".

Plan de cupos

El director de Migraciones y el de Política Interior coinciden en que el plan de cupos para inmigrantes -que fue aprobado el pasado viernes por el Gobierno- se basa en el estudio previo de las ofertas de empleo que hay en España. Así se pretende luchar contra las redes de empleo clandestino y dar satisfacción a los deseos de trabajo que tienen los ciudadanos de los países pobres.El plan de cupos español es inverso al que rige en Estados Unidos, donde el inmigrante cursa su solicitud de empleo y, si el Gobierno estima que se adapta a ciertas circunstancias, se le permite la entrada en el país aunque no disponga con anterioridad de un puesto de trabajo, explica Aragón.

Puig de la Bellacasa afirma que España "no será, ni mucho menos, el país europeo que sufrirá mayor presión inmigratoria procedente de África".

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