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Alexandr Rutskói, posible presidente interino

Pilar Bonet

El vicepresidente de Rusia, Alexandr Rutskói, de 44 años, será presidente en funciones del Estado durante tres meses si Borís Yetsin es destituido de su cargo por el Congreso de los Diputados de Rusia. Así lo establece la Constitución rusa, que fija el orden sucesorio al frente del país en caso de que el presidente falte o se vea incapacitado para ejercer su cargo. A Rutskói, el primero en la lista, le sigue el jefe del Gobierno, Víctor Chernomirdin, y a éste, el jefe del Sóviet Supremo, Ruslán Jasbulátov.El Sóviet Supremo está obligado a convocar elecciones a la presidencia del Estado en el plazo de tres meses después del cese del presidente. Algunos piensan que la oportunidad de permanecer en la cúspide del poder durante un trimestre podría ser tina tentación para el general Rutskói, condecorado como héroe: de la Unión Soviética. Otros, sin embargo, creen que el placer de mandar interinamente sería una victoria pírrica, por cuanto Rutskói llegaría a la cima marcado con el estigma de un traidor.

"Cuando fuimos elegidos conjuntamente, le di [a Borís Yeltsin] mi palabra de oficial de que seguiré con él hasta el final", había dicho Rutskói en enero de 1992. Estas palabras, reproducidas ayer por el diario Moskovski Komsomolets, eran subrayadas por medios del equipo del presidente.

Yeltsin ha puesto a prueba la lealtad de su vicepresidente, señalaban estos medios, y a Rutskói, le guste o no, no le queda más salida que dimitir o someterse al voto popular junto con el presidente. "No es el momento de medias tintas", añadían con cierta seguridad.

Alexandr Rutskói, cuye, índice de popularidad es más estable y sólido del que goza el propio Yeltsin, se había perfilado en los últimos tiempos como un personaje independiente, dedicado a invertir en su propio futuro político. "Con mucho gusto trabajaré con Borís Nikoláievich [Yeltsin] durante dos mandatos. Tendré 53 años. Es una edad joven para un político. Tal vez entonces, pensaré si presento mi candidatura a presidente", afirmó el pasado verano.

El general Rutskói inició su carrera política con un fracaso en las elecciones parlamentarias soviéticas de 1989. Un año más tarde, se convirtió en diputado del Parlamento ruso, al ser elegido en su provincia natal de Kursk. En enero de 1991, se ganó el respeto y la admiración de los sectores democráticos cuando se opuso decididamente a la utilización del Ejército en contra de la población civil en Lituania.

En junio de aquel año, Rutskoi aseguró a Borís Yeltsin los votos del Ejército, cuando ambos se presentaron a las elecciones para la dirección política de Rusia. Estuvieron juntos en la Casa Blanca, sede del Parlamento, durante los días críticos del golpe de Estado de agosto de 1991. Más tarde, sin embargo, el presidente y el vicepresidente se distanciaron, ya que el corazón de Yeltsin estaba ocupado por figuras como la de Guennadi Búrbulis, su ex secretario de Estado, o Yegor Gaidar, el padre de la reforma económica en Rusia.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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