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Delors y Clinton no logran despejar el temor a que se desate la guerra comercial entre la CE y EE UU

La posibilidad de que se desate una guerra comercial entre la Comunidad Europea y Estados Unidos sigue latente. La reunión que celebraron ayer el presidente de la Comisión, Jacques Delors, y el presidente estadounidense, Bill Clinton, no logró despejar los temores a que así suceda. A la salida del breve encuentro, Delors aseguró que seguía "preocupado" por la guerra comercial que puede iniciarse entre ambos bloques a partir del próximo lunes. Clinton, por su parte, se mostró algo más optimista y dijo: "No quiero la guerra comercial y espero que no suceda".

El presidente del Comisión Europea, Jacques Delors, se confesó preocupado, sobre la posibilidad de que las sanciones económicas que EE UU piensa aplicar a partir del próximo lunes se conviertan en el pistoletazo de salida de una guerra comercial. "No le he ocultado al presidente Clinton que las medidas que quiere tomar, cualquiera que sean las explicaciones que dé, sirvan para dar empuje a los defensores del proteccionismo en Europa", explicó Delors tras entrevistarse con el presidente norteamericano."Me quedo preocupado porque mi deber y mi trabajo es convencer a cada miembro de la Comunidad de las buenas consecuencias que traerá la Ronda Uruguay [para la liberalización del comercio] y las medidas de presión que tomará la Administración norteamericana van directamente contra mi labor", aseguró.

A pesar de que Delors se mostró preocupado por la actual situación de las relaciones entre Washington y Bruselas, Clinton optó por el optimismo. "No quiero una guerra comercial con la Comunidad Europea y no creo que la haya", dijo el presidente demócrata cuando se dirigía a entrevistarse con Delors, que se encuentra en Washington en su primer encuentro con la nueva Administración estadounidense. Según Delors, Clinton mantiene una actitud abierta y asegura que los problemas que obstaculizan las relaciones entre Bruselas y Washington son una herencia de la anterior administración.

A pesar de las declaraciones de buenas intenciones, no existe de momento ningún indicio de que Estados Unidos vaya a dar marcha atrás en su decisión de establecer el próximo lunes sanciones comerciales que impedirán a las empresas europeas participar en los concursos para obras de telecomunicaciones en Estados Unidos. Sin embargo, según fuentes de la Comunidad pasarán varias semanas hasta que se identifiquen las áreas donde las sanciones se pondrán en práctica. Este plazo de puesta en vigor coincidiría con el próximo encuentro previsto entre el comisario europeo de Comercio, Leon Brittan y el responsable de Comercio Exterior norteamericano, Mickey Kantor, el próximo día 29 en Bruselas.

Intercambio de amenazas

Ante la posibilidad de que la reunión fracasara, los representantes europeos han insistido en que la visita de Delors es puramente política y que la guerra comercial va a quedar al margen. Pero ambas partes han intercambiado amenazas durante los últimos días. Clinton criticó duramente a la industria aeronáutica europea Airbus y amenazó con la imposición de aranceles aduaneros sobre los 2.600 millones de dólares de exportaciones de este producto.

Por su parte, el comisario europeo de Comercio, Leon Brittan, declaró el martes en Bruselas: "Existen claras presiones proteccionistas sobre la Administración norteamericana y espero que no triunfen".

En su visita de dos días, Delors se reunirá con el vicepresidente norteamericano, Al Gore, y con el presidente de la comisión de finanzas del Congreso, Patrick D. Moynihan. Sin embargo, Delors no tiene previsto entrevistarse con el responsable de Comercio, Mickey Kantor, quien en los últimos días ha realizado unas declaraciones en las que retaba a Europa: "No podemos decirles a nuestros socios comerciales lo que deben hacer, pero podemos insistir". Kantor concluyó: "El presidente Clinton ha tomado el toro por los cuernos y ahora es el momento de que nuestros socios hagan un esfuerzo".

Delors aprovechó una conferencia previa a su reunión con Clinton para lanzar sus más afilados dardos contra la escasa cooperación entre la Administración estadounidense y los otros dos grandes bloques -la Comunidad Europea y Japón- para afrontar los dos problemas, a su juicio, ahora más importantes: la recesión mundial y la crisis en la antigua Unión Soviética.

"El Grupo de los Siete debe ser un ejemplo, pero todo lo que parece poder ofrecer son obviedades y aparente incapacidad para encontrar una vía que saque al mundo de la recesión económica que afronta", afirmó Delors durante su conferencia en el Instituto Internacional de Dirección de Empresas y Desarrollo, en Washington. El discurso de Delors estaba disponible en Bruselas desde por la mañana.

Reactivar la economía

El protagonismo conjunto de los países ricos, o de los tres principales bloques económicos (EE UU, la CE y Japón) no debe ceñirse sólo, según Delors, a reactivar la economía mundial, sino que debe tener muy en cuenta los problemas económicos y políticos que afronta la antigua Unión Soviética.

El presidente de la Comisión afirmó que EE UU y la CE deben compartir, como interés común, que se estabilice la democracia y se afiance la economía de mercado en los países de la ex Unión Soviética. Un fracaso en esta tarea, afirmó, "pasará su factura futura en términos de inseguridad política e inestabilidad económica". Delors no quiso mencionar en su discurso los problemas comerciales que enfrentan los dos bloques atlánticos.

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