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Los campesinos chinos, marginados en la marcha hacia el capitalismo

Juan Jesús Aznárez

La China rural, la China del arado y el feudalismo, zozobra en la apertura económica de Deng Xiaoping, mientras Pekín, Shanghai y el opulento litoral con Cantón a la cabeza avanzan a toda máquina. El informe del Gobierno presentado ante la Asamblea Popular y el discurso de ayer del ministro de Hacienda reconocen que el campesinado, 450 millones de personas, pierde terreno y protesta por su desventaja en el reparto de la nueva riqueza. En esta China labriega, apenas permeable a las ideas occidentales sobre pluralismo y democracia, encuentra la dirección comunista su mejor aliado.

El primer ministro, Li Peng, admitió en la rendición de cuentas de su Gobierno que cargas arbitrarias sobre las cosechas, la desfavorable relación de precios entre productos industriales y agrícolas y otros factores perjudican los intereses de los campesinos "y afectan las relaciones entre éstos y el Estado".El ministro de Agricultura, Liu Zhongyi, criticó públicamente a las administraciones provinciales y a los funcionarios que explotan a los agricultores y ganaderos con gravámenes abusivos o comisiones ilegales.

La creación de nuevas zonas a la apertura económica, cerca de 9.000 en total, la mayoría sin aprobación del Gobierno central, es la nueva obsesión. Las administraciones locales construyen parques, carreteras y edificios y agotan el presupuesto sin haber podido abonar a los campesinos los cupos destinados a los graneros del Estado.

Periódicos de Hong Kong publicaron el mes pasado que agricultores hartos del expolio marcharon en manifestación en algunas aldeas y ocuparon edificios oficiales. Una revista de la colonia británica cifró las protestas callejeras en más de 100.

El jefe del Gobierno ha instado a que se adopten las medidas necesarias para "dar una seria solución a este problema, limitando de manera estricta la carga del campesinado dentro de los límites establecidos por el Estado".

Sin embargo, los problemas no se agotan con una mayor justicia distributiva. La densidad demográfica, una excesiva mano de obra, escasa mecanización y baja productividad completan el cuadro. La Asamblea Popular considerará un proyecto legislativo encaminado a atajar el problema.

Gran parte del éxito del proceso aperturista iniciado por el Partido Comunista Chino (PCCli) ha descansado en el campo. Principales beneficiados en la primera etapa de la transición diseñada por el anciano Deng Xiaoping, los campesinos observan como disminuye su bienestar y aumenta el urbano y como la renta percápita anual de las ciudades se ha situado en aproximadamente 40.000 pese tas, mientras que la suya apenas llega a la mitad.

Diferencias de renta

El presidente de la Comisión Estatal de Planificación, Zhou Jiahua, informó ayer que los ingresos de la población urbana y rural crecieron respectivamente un 8,8% y un 5,9% en relación al año anterior. La producción agrícola se incrementó un 3% en 1992 contra un 19% en el sector industrial.Fuentes diplomáticas estimaron que, mientras la base agrícola permanezca estable, China dispone de un valladar contra la "evolución pacífica hacia el capitalismo", y no teme sanciones occidentales.

De ahí surge parte del interés comunista en pacificar los regadíos. Un desequilibrio provincial en el crecimiento, ya observado con preocupación por las autoridades chinas, amenaza con ampliar las diferencias entre los chinos todavía empobrecidos y los nuevos ricos. Este lunes, dos de ellos casi llegan a las manos en Pekín disputándose el pago de una comida que, a juzgar por el restaurante, el número de comensales y el menú pasaría de las 60.000 pesetas.

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