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DESAFÍO EN EL KREMLIN

Diputados enfurecidos acorralan a Yeltsin en la primera sesión del 'superparlamento' ruso

Pilar Bonet

El Congreso de los Diputados Populares de la Federación Rusa acorraló ayer al presidente Borís Yeltsin de modo implacable sin dejar prácticamente un resquicio para un acuerdo basado en concesiones mutuas entre el Legislativo y el Ejecutivo. Pese al acoso al que fue sometido por los enfurecidos diputados, Borís Yeltsin, que permaneció sentado en la sala durante toda la mañana, propuso reunir anoche una comisión conciliadora que lograra en pocas horas lo que no se había logrado en los tres meses transcurridos desde que se firmó el pacto tripartito que después ha sido puesto en cuestión.

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El Congreso, un superparlamento formado por más de 1.033 diputados en activo, se reunió ayer en el Kremlin para tratar de buscar una salida a la crisis de poder y decidir si se lleva a cabo o no el referéndum sobre los principios básicos de la Constitución rusa, que fue pactado el 12 de diciembre por el presidente Yeltsin, el jefe del Parlamento, Ruslán Jasbulátov, y el presidente del Tribunal Constitucional, Valeri Zorkin.La comisión conciliadora, que según la propuesta de Yeltsin debería haber tenido en cuenta las propuestas realizadas por las repúblicas en territorio de la Federación Rusa, no llegó a formarse, dado el ambiente de tensión bastante caótico. Como contrapartida a la oferta de Yeltsin, el Congreso presentó un proyecto de resolución que, de aprobarse, dejaría reducido al presidente a una pura función ceremonial.

El secretario de prensa del presidente, Viacheslav Kostikov, acusó al Congreso de dedicarse a "acribillar" sistemáticamente al presidente y afirmó que la lista de oradores estaba manipulada para dar la palabra tan sólo a los conservadores.

Para empezar, el orden del día aprobado por el Congreso ya fue desfavorable a Yeltsin. Los dos puntos inicialmente propuestos, el debate sobre la conveniencia o no de celebrar el referéndum el 11 de abril y la observancia de las leyes por parte de los altos cargos, fueron aceptados por el Parlamento. Yeltsin había pedido por escrito al Congreso que rechazara este segundo punto. El Parlamento no le hizo caso.

La votación, de claro enfrentamiento, registró un total de 480 votos de apoyo a Yeltsin, lo que es menos del 50% del total de 1.033 diputados en funciones. En la sala había 911 diputados.

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Luego, Nikolai Riabov, el primer vicejefe del Parlamento, argumentó en contra del referéndum y arremetió duramente contra el presidente, a quien tildó de "aventurero" y "cínico". Según Riabov, el pacto tripartito firmado el 12 de diciembre fue una clara concesión del Legislativo al Ejecutivo.

El presidente Yeltsin ha ido creando a lo largo del tiempo un conjunto de estructuras presidenciales que parecen copiadas de EE UU y que no son constitucionales, dijo Riabov, citando la Administración del Presidente, la Secretaría de Estado, el Consejo de Seguridad y los Centros Analíticos últimamente formados, entre otras entidades de carácter consultivo.

Es "intolerable", añadió Riabov, tratar de utilizar el referéndum para reforzar la posición de uno u otro cargo. Como salida de la crisis, Riabov propuso al presidente y al Parlamento comprometerse a no dar pasos que hagan peligrar el equilibrio de fuerzas existente, comprometerse a respetar la Constitución, y aceptar celebrar elecciones legislativas y presidenciales como más tarde en la primavera de 1994.

La precaria situación en la que se encuentra Yeltsin se puso en evidencia ayer en el proyecto de resolución que recibieron los diputados del Congreso. Este proyecto contempla la anulación del acuerdo tripartito del 12 de diciembre. Esto implica no solo que el referéndum no se celebraría, sino también que entrarían en vigor dos enmiendas constitucionales que fueron congeladas en diciembre, y que aumentan los poderes de control del Parlamento sobre el presidente.

Derechos de las repúblicas

En nombre de las repúblicas en territorio de la Federación Rusa intervino ayer el presidente de Osetia del Norte, Ajsarbek Galazov, quien propuso que el Consejo de Jefes de las Repúblicas reciba el derecho a promover iniciativas legislativas. Este organismo, que agrupa a los dirigentes de la veintena de repúblicas existentes, tiene actualmente un carácter consultivo.Galazov propuso también un mecanismo para aprobar la Constitución basado en acuerdos bilaterales entre los sujetos de la Federación Rusa y el Centro. Este mecanismo supondría en la práctica una transferencia de la legitimidad legislativa desde el Congreso a las repúblicas. Esta peligrosa carta, que Yeltsin está jugando en su afán de imponerse al Congreso, provocó ayer la alarma de líderes conservadores, tales como Serguéi Baburin, lliá Konstantinov y Víktor Aksiuchits, todos ellos de la fracción La Unidad Rusa.

Borís Yeltsin intervendrá muy probablemente hoy ante el Congreso, donde es posible que revele los detalles de su "ley del Poder" o la "opción final" con la que ha amenazado.

Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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