Don Juan de Borbón continúa en estado crítico tras superar las últimas recaídas

El proceso de la enfermedad de don Juan de Borbón, conde de Barcelona, ha entrado en su fase final. El padre del Rey, de 79 años, mantiene sus constantes vitales cada vez con mayor dificultad. A los "importantes desequilibrios hemodinámicos" que se produjeron en la noche del lunes y aconsejaron la presencia en Pamplona de la familia real, se añadieron en la mañana de ayer irregularidades en el ritmo respiratorio. Don Juan se encuentra sedado, lo que le evita sufrimientos agudos y no precisa, según fuentes médicas, de ningún tipo de asistencia mecánica.

La Casa del Rey hizo público a las diez de la noche de ayer el siguiente comunicado: "No ha habido cambios significativos durante la tarde. Su alteza real don Juan de Borbón descansa tranquilo. Las constantes han permanecido estables. Su estado es estacionario dentro de la gravedad". Era el final de una larga jornada de incertidumbre.Todo el mundo tiene conciencia en Pamplona, y la familia real en primer lugar, de que se está asistiendo a los últimos momentos de una vida que se acaba. "Es como una vela", comentó un médico. Toda una vida.

A mediodía de ayer, la directora de información de la Casa del Rey, Asunción Valdés, leyó el primer parte médico del día: "Su alteza real don Juan de Borbón ha pasado la noche tranquilo manteniendo las constantes dentro de límites normales. A primera hora de la mañana de hoy ha presentado irregularidades del ritmo respiratorio durante un breve periodo de tiempo. La situación sigue estacionaria dentro de la gravedad ya anunciada".

Mientras la portavoz se reunía en un aula de la clínica con más de medio centenar de periodistas presentes en Pamplona, la familia real asistía'en el oratorio del centro médico a una misa en memoria del duque de Badajoz, esposo de la infanta doña Pilar, de cuya muerte se cumplía ayer el segundo aniversario. A la misa asistieron también pacientes y familiares de personas ingresadas en la clínica de la Universidad de Navarra. La crisis que don Juan sufrió a última hora de la tarde del lunes aconsejó el viaje urgente a Pamplona de sus tres hijos. El Rey, la Reina, la infanta Pilar, la infanta Margarita y su marido el doctor Carlos Zurita llegaron en vuelo procedente de la base de Torrejón de Ardoz a las doce de la noche.

Más de 100 personas habían aguantado el frío junto a la entrada de la clínica y les recibieron con aplausos. Los hijos de don Juan estuvieron dos horas junto a su padre. A las dos de la madrugada se dirigieron al hotel en el que pasaron la noche. Ayer se unió a ellos la infanta Cristina, que viajó en coche desde Barcelona, donde reside.

Recorrido a pie

A las once de la mañana de ayer, la familia real salió del hotel y recorrió a pie los 250 metros que lo' separan de la clínica. Envueltos en una nube de fotógrafos y cámaras de televisión y de numeroso público que salía de las tiendas y colegios de la zona y se iba arracimando a su alrededor, los miembros de la familia real se mostraban distendidos y sonrientes. La comitiva se detuvo frente a una librería en la que los Reyes entraron y compraron los periódicos del día. Don Juan Carlos y doña Sofía entraron en el establecimiento acompañados de un miembro de la escolta de seguridad de paisano y dieron la mano a las dos empleadas que se encontraban tras el mostrador. "La Reina comentó que le encanta entrar en las librerías y comprar algo y entonces me pidió una libreta pequeña, un lapicero y una goma de borrar y, con la misma naturalidad que cualquier cliente, sin envolverlos ni nada, se los metió al bolso", comentó a la agencia Servimedia Paquita Leoz, una de las empleadas. A la salida de la librería, el Rey avisó a unos agentes que trataban de abrirle paso que se mostraran más benévolos. Don Juan Carlos está acostumbrado a realizar este recorrido a pie: lo ha repetido varias veces en las 20 visitas que ha hecho a su padre en la clínica.