Brindis con sidra

"Se han quedado sin cabeza de turco", respondió Ricardo Sáenz de Ynestrillas al ser requerido por la opinión que le merecía la postura del fiscal y los abogados que le imputaban ser uno de los asesinos del diputado Josu Muguruza. Al saber que éstos se han mostrado ya opuestos a su absolución, Sáenz de Ynestrillas replicó con soma: "A lo mejor temen que vaya a propiciar otro golpe de Estado", recordando así lo manifestado en el juicio por uno de los acusadores.El ultraderechista Ricardo Sáenz de Ynestrillas estaba exultante de alegría. Se enteró de la buena noticia por boca de "un preso común", que a través de una puerta le gritó que acababa de oír la noticia por radio.

"Me dio un vuelco el corazón", recordó, mientras se fundía en un abrazo con su esposa, Ana María Balbás, y sus hijas, Covadonga y María. Después, su familia y sus amigos brindaron con sidra.

"Es muy triste que sea yo el que haya tenido que demostrar mi inocencia. La presunción de inocencia en este país es un cuento chino. Temía las presiones del Gobierno, pero gracias a Dios no ha sido así. Afortunadamente hay jueces que honran a la Justicia española", declaró en las puertas de la prisión.

La excarcelación de Sáenz de Ynestrillas se produjo con inusitada rapidez, en contra de lo que sucede en otros casos. Tras conocer el auto de la Audiencia Nacional, corrió a su celda y empaquetó todas sus pertenencias en una bolsa de viaje y en dos cajas de cartón. Nada más volver a pisar la calle sin ir esposado, se abrazó a su hermano Martín, que fue el primero en llegar a la puerta de la prisión toledana de Ocaña. Las pequeñas Covadonga y María lloraban al ver a su padre, aunque sin comprender muy bien lo que sucedía.

"En la cárcel no he tenido problemas de convivencia. Lo duro es que durante este tiempo se te hunden los negocios y tener a dos hijas semihuérfanas. A eso no se acostumbra uno nunca", aseguró Sáenz de Ynestrillas. "Ahora tengo mucho que hacer", añadió al preguntársele por sus planes futuros.