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La ira francesa frena las "importaciones salvajes" de pescado

Lluís Bassets

Las dificultades comerciales desencadenadas por el derrumbe de las estructuras de las empresas del Estado en los antiguos países socialistas obligaron ayer a la Comisión Europea a imponer precios mínimos contra las importaciones de pescado blanco procedente de Rusia. La entrada de este pescado a precios ínfimos en los mercados de Europa occidental ha producido en los dos últimos meses unos efectos catastróficos en las ventas de las capturas comunitarias.Los principales afectados por estas importaciones son los pescadores y mariscadores franceses, que han visto caer los precios de sus productos entre un 15% y un 30%, o se han quedado en muchos casos con enormes stocks invendidos. La decisión de la Comisión afecta a las importaciones de cinco tipos de pescados (eglefino, merluza, rape, merluza y carbonero) procedentes, de países terceros, y va destinada contra Islandia, Noruega, Polonia y Rusia. Buena parte de estas importaciones son ilegales 31 se realizan a través de los dos primeros países, miembros de la EFTA (Asociación Europea de Libre Comercio), cuyos aranceles de entrada en la CE son inferiores a los del resto de países.

Los servicios comunitarios consideran que se está produciendo un "comercio salvaje", principalmente por parte de patronos de pesca rusos, que venden a precios mínimos sus apresamientos en Noruega o en Islandia, desde donde son reexpedidos a los países comunitarios. Fuentes de la CE aseguran que en las próximas semanas también España notaría el impacto de estas importaciones "salvajes".

El pescado blanco originario de Rusia cuenta asimismo con un problema de control sanitario, que no está debidamente garantizado en las condiciones de comercialización actuales.

La alarma por la quiebra del mercado del pescado se inició en Francia, donde los mariscadores saquearon el mercado de abastos de París el pasado martes. [Ayer, al conocerse la decisión de la Comisión Europea, que entra en vigor hoy mismo y se mantendrá por un periodo de cuatro meses, unos seiscientos pescadores franceses reanudaban en Bruselas los actos de protesta, en demanda de medidas más drásticas, informa Reuter.]

Tras el acuerdo de ayer, los pescados originarios de países terceros se sitúan en un precio algo más alto que los comunitarios, por cuanto deberán añadir el arancel (un 15%, a excepción del bacalao) sobre el precio mínimo que fija la Comisión.

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Sobre la firma

Lluís Bassets
Escribe en EL PAÍS columnas y análisis sobre política, especialmente internacional. Ha escrito, entre otros, ‘El año de la Revolución' (Taurus), sobre las revueltas árabes, ‘La gran vergüenza. Ascenso y caída del mito de Jordi Pujol’ (Península) y un dietario pandémico y confinado con el título de ‘Les ciutats interiors’ (Galaxia Gutemberg).

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