"Hemos roto con Jörg Haider por una cuestión de estilo político"

ENVIADO ESPECIALHeide Schimdt y los cinco diputados que han abandonado el FPO han sido reconocidos como grupo parlamentario. Se sentarán entre los socialdemócratas y los verdes en la zona a la izquierda del hemiciclo. Las encuestas de opinión les dan entre el 5% y el 8% de expectativas de voto. "Necesitábamos un partido que terminara con la política de los dos grandes partidos", asegura. Y añade: "Siempre he pensado que el FPO podía hacerlo. Cuando he visto que ya no era posible, lo he abandonado".

La señora Schmidt asegura que el principal motivo del abandono del FPO ha sido la incorporación de Austria a la CE. "La incorporación de Austria será muy positiva. Estamos en favor de la adhesión y vamos a hacer campana por la adhesión". Ciertamente, el Gobierno y los europeístas austriacos necesitarán su colaboración. Las encuestas dan resultados preocupantes. En enero, el 38% de los encuestados se manifestó a favor, el 32% en contra y el 30% no sabe o no contesta. Schimdt no está muy segura del resultado del referéndum de adhesión, aunque mantiene las esperanzas. Según su opinión, la cuestión más importante a la que deberá responder la gente es de orden negativo: "¿Qué pasaría si no estuviéramos en la CE?".

El partido de Haider preocupa seriamente a los europeístas de Austria y del resto de la CE. Preocupa por el eco de su demagogia y por su 16% de votos, que se dirigirán contra la incorporación. También preocupa por los fantasmas del pasado que agita constantemente: el de la Anschluss o absorción de Austria por Alemania, el del odio a los extranjeros, así como por su presencia en el Parlamento Europeo.

La disidente Schmidt viene a resolver estos problemas, pero quita importancia a muchos temores. "Nos hemos ido por una cuestión de estilo político", asegura. "Pero el FPO no es un partido de extrema derecha. Se ha dado una imagen exagerada en la prensa europea". Asegura: "No conozco expresiones de antisemitismo por parte de Haider. Muchas de sus exigencias sobre extranjería son correctas y las comparten los dos partidos en el Gobierno, aunque el modo en que se han planteado ciertas reivindicaciones impulsa fuerzas que no puedo compartir".

Heide Schimdt no comparte tampoco unas declaraciones de Jörg Haider, quien calificó de correcta la política de empleo practicada por Adolf Hitler. "Un político no debe decir algo así. No se puede juzgar el nacionalsocialismo por un punto concreto, porque entonces no es un debate político".

La dirigente liberal reconoce, sin embargo, que el nazismo fue "malo", pero tiene numerosas dudas sobre la conveniencia de la ley austriaca que "limita la libre expresión de opiniones sobre el nazismo". "Como liberal, no puedo estar a favor de la limitación de la libertad de pensamiento y de expresión, aunque vista la situación de Austria entiendo que exista esta ley", dice.

Todos quieren ayudar a la nueva formación política para intentar que Austria tenga un partido liberal de verdad, y no una formación destinada a recoger el voto antisistema y de la protesta alimentada por ex nazis. "Nuestra salida del FPO ha sido muy bien aceptada en todos los partidos políticos", afirma Schmidt.

Las prioridades políticas de la nueva formación serán "la privatización y la desregulación, la eliminación de los monopolios, la reducción del peso de la cogestión entre empresarios y trabajadores y la eliminación de la obligatoriedad de adhesión a las cámaras de comercio e industria". Según Schmidt, "la CE desarrolla los principios liberales, aunque a veces se hallen tendencias de dirección contraria". "Las cuatro libertades del Mercado único [circulación de personas, mercancías, capitales y servicios] pertenecen a la filosofia liberal", asegura.