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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Los pigmentos plastificados de Mont

Es ésta la tercera exposición individual de Miquel Mont (nacido en Barcelona en 1963) y la segunda en la galería Carles Poy desde 1991, y ya se advierten cambios notables en la evolución de su que hacer artístico. Si en su primer contacto con el público, Miquel Montirteaba con la escultura desde la pintura misma, al embadurnar de látex y pigmentos construcciones tridimensionales de madera, en esta nueva exposición Mont presenta, sin complejos, pinturas realizadas sobre maderas mucho más delgadas o, y en su mayoría, directamente sobre lienzo.Con anterioridad, también las obras presentadas por este joven artista catalán consistían en grupos de paneles independientes de diversas formas y tamaños, que ahora ha abandonado por formatos de mayor convencionalidad.

Miquel Mont

Galería Carles Poy (Jupí, 4). Barcelona. Hasta el 13 de marzo.

Todo esto, sin embargo, sin menoscabo del afán especulativo en el terreno formal o metalingüístIco que desde sus inicios le ha caracterizado. Y s1 bien es cierto que la obra actual de MIquel Mont comparte ciertas características con otros artistas de su generación, sobre todo desde un punto de vista conceptual, al dar énfasis al proceso de creación mismo, el resultado es original y ya por eso mismo interesante, dentro de una tradición que se iniciaría en el surrealismo y el automatismo (Miró y Pollock), para continuar co el minimalismo y la abstracciol-pastpictórica (Larry Poons, Robert Ryman y Blinky Palermo), e incluso el informalismo matérico (Tápies).

Homenaje

En los cuadros que Miquel Mont presenta actualmente en la galeria Carles Puy, de Barcelona, se rinde homenaje, al tiempo que se parodian, a algunos de los logros de las vanguardias en lo que se refiere principalmente al mito del estilo individual, manifestándose notoriamente una pérdida de inocencia.Se trata de pinturas abstractas que se resuelven por sí mismas con una intervención mínima por parte de su creador. Mont coloca el lienzo en blanco en posición horizontal y vierte sobre él grandes cantidades de acrílico en estado puro, que se desplaza por la superficie como agua por el suelo, al tiempo que lo salpica con pigmentos de colores chillones, casi fluorescentes, repitiendo el procedimiento por capas.

Otras veces, Miquel Mont deja caer gotas de pintura desde distintas alturas y de un color distinto al que ha vertido sobre un cuadro en el suelo, para formar cráteres de distintos tamaños. Las obras resultantes son de un gran grosor matérico -el acrílico está literalmente plastificado-, y a pesar de derivar de un modo de operar en apariencia limitado, varían sobresalientemente.

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