A la quinta, la vencida

Tuvo que ser ayer, el día de su santo y cumpleaños. Hasta ahora había el Raimond Poulidor del episcopado español. Como el ciclista francés, siempre quedaba segundo. Desde que en 1981 optó, por vez primera, a la presidencia del episcopado. Entonces tenía como contrincante a Gabino Díaz Merchán, el taranconiano arzobispo de Oviedo. Perdió Elías Yanes. Fue el primer intento de acceder a la presidencia. Siguieron otros tres. Finalmente ayer, a la quinta, la vencida.

Nacido en Mazo, en la isla canaria de La Palma, el 16 de febrero de 1928, fue ordenado sacerdote en 1952, durante el Congreso Eucarístico de Barcelona, en su tierra estuvo comprometido, a través de la Hermandad Obrera Católica (HOAC), con los movimientos sociales y tomó partido a favor de los trabajadores, lo que desató las iras del obispo de su diócesis, Luis Franco. Su padre, que reg9ritaba un pequeño comercio en la isla, era republicano, lo que le obligó a emigrar en varias ocasiones a Cuba.

Un pacto de caballeros permitió a Yanes desplazarse a Madrid, donde compartió vivencias con teólogos como José María González Ruiz, desposeído de su cátedra en el pontificado de Juan Pablo II. Su paso por Madrid actuó como motor de promoció al episcopado.

Apadrinado por Tarancón

Yanes es consagrado como obispo el 28 de enero de 1970, cuando accede como auxiliar a la diócesis de Oviedo, donde permanece hasta 1977, ayudando a Gabino Díaz Merchán. El apadrinamiento de Tarancón, presidente de la Conferencia Episcopal entre 1972 y 1981, lleva a Yanes a la secretaría general del episcopado, cargo que ocupa entre 1972 y 1977.Este mismo año es nombrado arzobispo de Zaragoza, al aceptar el Vaticano la dimisión de Pedro Cantero Cuadrado. Su nombramiento al frente de la archidiócesis de Zaragoza fue considerado como una apuesta por un talante progresista, en la línea de Tarancón, que suponía una ruptura con la línea anterior, personificada en Cantero, y que estaba muy identificada con el franquismo.

Durante los primeros años de la transición política, Elías Yanes expresó en numerosas ocasiones su opinión sobre asuntos variados e importantes.

Sobre la Constitución de 1978 tuvo un juicio positivo, relevante sobre todo porque no vio contradicción entre el texto constitucional y la doctrina de la Iglesia.

Desde Zaragoza compagina su pontificado con la presidencia de la Comisión Episcopal de Enseñanza y Catequesis (1978-1987), donde tuvo que negociar, durante los primeros años de gobierno socialista, la LODE. Duro negociador, cargó con el estigma de no haber defendido con más pasión los postulados de la Iglesia, algo que no agradó a Roma, pese a no estara considerado como un progresista. Desde 1987 era vicepresidente de la Conferencia Episcopal.

Sobre la ley del divorcio, marcó la diferencia entre estar contra el divorcio y estar contra una ley de divorcio. Yanes decía que se podía "no rechazar una ley de divorcio", aunque un cristiano no podía acogerse a ella para ser fiel a su conciencia religiosa.

En abril de 1992, Yanes calificó de positivo el balance de las relaciones entre Iglesia y Estado en la década de Gobierno socialista, pero señaló que "la Iglesia no se siente bien acogida, dentro de las reglas del juego de lo que tiene que ser establecido por la Constitución y los acuerdos con el Estado". También dijo que observaba deficiencias importantes en la democracia española.