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González pide al Partido Comunista Chino más apertura política y respeto a los derechos humanos

El Partido Comunista Chino (PCCh) prepara "cambios importantes" en el Consejo de Estado y en el Gobierno, que se harán públicos a finales de marzo, según comunicó ayer el secretario general del partido, Jiang Zeming, al presidente del Gobierno español, Felipe González. González comentó la necesidad de una apertura política e insistió en el respeto de los derechos humanos, pero sin resultados. Los dos presos políticos cuya liberación pidió España hace un año, durante la visita del primer ministro Li Peng a Madrid, no han sido amnistiados a pesar de las excelentes relaciones bilaterales. "No nos consta", respondió el ministro de Asuntos Exteriores, Javier Solana, a preguntas de los periodistas.

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La decisión española de apoyar el proceso de desarrollo económico y asumir con pragmatismo una evolución política que en China "no responde al sentido del tiempo que rige en Occidente" se debe, según el ministro de Exteriores, a que "está en juego la estabilidad en una zona en la que nos va mucho a todos". En la entrevista de González y Solana con Jiang Zeming, así como durante la cena posterior, "el traductor no empleó nunca la palabra democracia". Durante la visita de tres días a Pekín no está programado ningún encuentro con la oposición china.El cambio en la cúpula de poder -el Consejo de Estado está por encima del Consejo de Ministros- parece reflejar que el desarrollo económico desembocará en transformaciones políticas. Tras la matanza de la plaza de Tiannanmen, el líder máximo, Deng Xiaoping, había establecido el doble principio de profundizar en la reforma política y mantener congelado el poder político en las manos del partido comunista. "Si se abre la ventana, con el aire entran las moscas", dijo para compensar la máxima de que "gato negro o blanco, lo importante es que cace ratones", un proverbio que cautivó a González en su primera visita de 1985.

Según la delegación española, los dirigentes chinos -en su mayoría tecnócratas- parecen aceptar que la reforma económica es irreversible y son inevitables cambios más profundos.

China está empeñada en mejorar su imagen, y centra la promoción publicitaria en obtener para Pekín los Juegos Olímpicos del 2000, en disputa con Sidney (Australia) y ciudades europeas como Manchester o Berlín. Las preguntas de los periodistas chinos a González se refirieron a este asunto, y el presidente del Gobierno respondió que "hay un antes y un después para cualquier ciudad que organice los juegos".

Solana manifestó que las autoridades chinas preparan algún gesto simbólico dirigido a este objetivo, aunque Jiang no preciso ni que ni cuando. En el momento en que González, en palabras de Solana, "dijo todo lo que tenía que decir", el secretario del Partido Comunista Chino respondió: "Déjese de cosas; lo que me pone la cabeza así [y colocó las manos para dar a entender que hinchada] al levantarme es cómo dar de comer a 1.150 millones de compatriotas".

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La apuesta por el crecimiento económico y las inversiones exteriores en tecnología e infraestructura de transportes y telecomunicaciones del Gobierno chino es clara. En la entrevista con el vicepresidente Zhu Rongji, éste adelantó el proyecto de crear un mercado de valores de tipo occidental dentro del "modelo de economía socialista de mercado". Los dirigentes chinos aceptan incluso la Bolsa para dar respuesta a una economía recalentada, con tasas de crecimiento del 10% anual e índices de ahorro del 30%. Pero el empuje proviene especialmente de la calle, donde "todos esos chinos que usted ve", manifestó un asesor del Banco Mundial en referencia a los miles de transeúntes, "son nuevos empresarios".

La falta de presión de González, más que a la cortesía diplomática, obedece al pragmatismo. Hoy se firman acuerdos como la -construcción de dos grupos térmicos por valor de 51.000 millones de pesetas y el contrato de suministro por parte de Alcatel España de dos millones de líneas telefónicas, más de las que ha instalado nunca en nuestro país. Y en negociación está la opción de CASA para fabricar un avión medio de transporte para atender la demanda interior china.

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