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Reportaje:

De hijo único a familia numerosa

Cómo el periodista cubano Luis Báez se encontró a los 55 años con cinco hermanos españoles

El periodista cubano Luis Báez Hernández tenía canas cuando supo que no estaba solo. Nacido en La Habana un día de 1936, Báez vivió convencido de su condición de hijo único hasta hace un año, cuando, con los 55 ya cumplidos, tuvo las primeras noticias de su padre. Sabía que era canario, y poco más. Su madre, Cándida Hernández, nunca le quiso hablar de él, pues, recuerda el periodista, ése era un "tema prohibido" en su hogar del Vedado. "Cada vez que insinuaba algo, que preguntaba, mi madre me respondía con silencio".Cándida Hernández murió a los 86 años, y hasta entonces se mantuvo inmutable, tanto en las palabras como en el amor. Ni una frase se le escapó, ni jamás se le conoció otro hombre que aquel isleño de ojos profundos que desembarcó una vez en La Habana y marcó su vida.

Esta fidelidad hasta la tumba fue uno de los hechos que animaron a Luis Báez a no abandonar la búsqueda. Alimentó la curiosidad, se vanaglorió de su origen canario, y, por fin, el 21 de septiembre de 1991 encontró el rastro de su padre.

"Fue como un sueño hecho realidad", dice, aún con un nudo en la garganta, Luis Báez, que acaba de ganar en su país el Premio Nacional de Periodismo. "Dos periodistas españoles, Fernando Orgambides y Diego Talavera, estaban en Cuba y se interesaron por mi caso. Les conté lo poco que sabía de mi padre, y de pronto Talavera exclamó: "¡Pero si tú eres hijo de Luis Báez Mayor, un poeta de Telde, mi ciudad. Perteneció a la Escuela Lírica de Telde y fue alumno de Julián Besteiro!".

Todo comenzó entonces a girar rápidamente, y Báez halló en España cinco hermanos: Teresita, Luis, Marisa, Carmen Adela y Pepe.

Era lógico. Luis Báez Mayor (Telde, 1907) marchó a Cuba a los dos años. A los 13 volvió a España, y ocho años después, tras licenciarse en Derecho en Madrid, donde tuvo de maestro a Julián Besteiro, regresó a La Habana. Allí estudió Filosofia y en 1941, no sin antes hacer un tercer viaje a Cuba. Fue entonces cuando amó a Cándida.

Conocí a una de las hermanas de Luis antes que él mismo. Fue en el aeropuerto de Barajas. Allí, temblando como un flan, fue Adela con una carta para el hermano descubierto a los 50 años. Se le cayó el bolso, y preguntó acuosa: "¿Cómo es mi hermano?".

Eran idénticos. Lo comprobarían ellos mismos en febrero del año pasado, cuando Báez viajó a Canarias invitado por el Ayuntamiento de Telde. Allí conoció a su tocayo Luis Báez, vendedor de enciclopedias en Valencia; a Pepe, funcionario del Ayuntamiento de Maspalomas; a Adela, ama de casa en Madrid, y a todos los demás. "Lo más fuerte fue conocer a la madre de mis hermanos", confiesa. "Le llevé varios artículos y poemas que mi padre publicó en Bohemia, el Diario de la Marina y El Espectador Habanero. Se quedó muy impresionada".

Báez, que ha cubierto 11 viajes de Fidel Castro al exterior y es uno de los periodistas mejor informados de la isla, ha sido premiado en Cuba por un libro de entrevistas: Los que se fueron. Trata la nostalgia del exilio cubano, a través de 10 conversaciones con conocidos políticos e intelectuales que abandonaron la isla tras el triunfo de la revolución. Cuando lo publicó no sabía que su padre también padeció añoranza. Por Cuba o por Canarias, nadie lo sabe.

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