Viaje relámpago de los Reyes a Pamplona al empeorar la salud de don Juan
"La enfermedad que afecta a don Juan de Borbón sigue su curso normal y no puede hablarse de un empeoramiento del estado del paciente", aseguró ayer José Ramón Unzué, portavoz oficial de la Clínica Universitaria de Pamplona, en la que el conde de Barcelona se encuentra ingresado desde el 16 de septiembre. Esta declaración fue hecha minutos después de que los Reyes visitaran durante tres horas a don Juan, tras suspender parte de sus audiencias en Madrid. Pese a la alarma que suscitó el repentino viaje a Pamplona de la familia real, el equipo médico de la clínica no emitió ningún parte sobre la salud del padre del Rey por expreso deseo de su familia.
Unzué rechazó el uso de la palabra empeoramiento: "Este tipo de enfermedad", dijo, "sigue un proceso largo en el que se producen a veces altibajos. Es todo. Cuando esta mañana he acudido a saludar a don Juan lo he encontrado sentado tranquilamente leyendo el periódico". El conde de Barcelona, de 79 años, padece un proceso tumoral laringeo.Según señaló el equipo que dirige el doctor Rafael García Tapía, a causa de los costantes altibajos en la enfermedad de don Juan, las visitas de sus familiares más allegados "serán también muy frecuentes de ahora en adelante", al igual que lo han venido siendo desde su ingreso en la clínica navarra.
Don Juan de Borbón ocupa las habitaciones 601 y 602 del centro. Está permanentemente acompañado de su ayudante personal, el capitán de navío Teodoro Deleste. Personal que atiende habitualmente al conde de Barcelona manifiesta que, como paciente, don Juan es dócil y animoso y no suele expresar reparos a la hora de someterse a cualquier tipo de tratamiento o medicación.
Don Juan suele levantarse entre las ocho y las nueve de la mañana, desayuna, lee la prensa y despacha con su ayudante. Luego suele recibir visitas y hasta hace pocos días ha realizado diversas salidas del centro. Entre las 15.30 y 16.30 tiene la costumbre de echarse la siesta.
Rostros serios
Don Juan Carlos, doña Sofía, la infanta Elena, la condesa de Barcelona, la infanta Margarita y su marido, el doctor Carlos Zurita, llegaron a Pamplona a las 13. 10. La comitiva real se encaminó directamente a la Clínica Universitaria para estar junto a don Juan, y en el rostro de los Reyes se apreció un semblante de preocupación, a pesar de los aplausos de las personas congregadas en el vestíbulo del edificio. En esta ocasión, y en contra de lo que es habitual en ellos, no sonrieron a las personas que les saludaban y aplaudían.La visita a don Juan duró tres horas: a las 16.15 la familia real salió de la clínica. La infanta Pilar, que en los últimos días había estado acompañando a don Juan, regresó a Madrid con los Reyes. La infanta Margarita se quedó para sustituirla. Hoy visitará a su abuelo la infanta Cristina, que reside en los últimos meses en Barcelona.
El príncipe Felipe, que tiene previsto acudir en la mañana de hoy a la la Colegiata de Roncesvalles, donde recorrerá simbólicamente los 1.300 metros del Camino de Santiago que separan el Alto de Ibañeta de la Colegiata de Roncesvalles, se trasladará después a Pamplona para visitar a su abuelo. Ayer, el Príncipe de Asturias no interrumpió su actividad normal en la Universidad Autónoma de Madrid.
Ningún miembro de la familia real o de su séquito hizo el menor comentario sobre la salud de don Juan. Desde hace días estaba previsto que ayer viajaran a Pamplona la condesa de Barcelona, la infanta Margarita y su marido. Al unírseles ayer de forma imprevista los Reyes y la infanta Elena, se produjo la alarma y los rumores de un empeoramiento, desmentidos finalmente en la tarde de ayer.
La familia real comió en privado -rape, solomillo y pasteles- en el comedor de invitados de la clínica, que utilizan normalmente cuando visitan a don Juan.
