"Rechacé un cargo en una empresa marroquí porque podría haber sido malinterpretado"

A pesar del desmentido del ex secretario general de la ONU, el grupo Omnium Norte Africano (ONA), vinculado a la corona de Marruecos, se remitió ayer a la nota que divulgó el pasado martes ratificando el anuncio de fichaje de Pérez de Cuéllar. "Todo lo que podemos decir hoy está contenido en el comunicado emitido el martes", declararon ayer a Efe fuentes de la ONÁ en Casablanca, que expresaron su "sorpresa" por el desmentido de Pérez de Cuéllar.Procede a explicarse el diplomático peruano: "Me han hecho tantas propuestas desde que dejé la ONU que de ésta ni me acordaba. Es cierto que me llamó un señor francés y me propuso ser vicepresidente de la empresa que citan los periódicos españoles. Yo averigüé de lo que se trataba y, entre otras cosas, me enteré de que esa empresa había sido comprada o iba a ser comprada por un gran grupo marroquí. Respondí que no me interesaba y así quedaron las cosas".

No guarda Pérez de Cuéllar testimonio escrito ni de la propuesta ni de su negativa, "porque todo se hizo por teléfono", y lo lamenta. "Supongo que la idea de proponerme ese puesto debió serle sugerida a ese señor francés por el hijo de Abdelatif Filali [el ministro marroquí de Asuntos Exteriores]. Supongo que el hijo de Filali [Fuad Filali, presidente del ONA y esposo de una hija del rey Hassan II] buscaba alguna personalidad internacional y pensó en mí. Pero yo rechacé la oferta y al saber la dimensión marroquí del caso, pensé de inmediato que mi aceptación podría ser malinterpretada".

Ha leído en un diario español que existe un documento en el que se le designa como vicepresidente de la empresa Optorg. "Pero yo", dice, "le juro que no soy vicepresidente de esa empresa, ni tengo la más remota idea de cuál pueda ser ese documento. Yo no he firmado nada".

"No tengo nada contra el Polisario, pero, si no fuera porque estoy curado de espantos, me indignaría por sus acusaciones, de corrupción contra mi persona. En su desesperación, el Polisario se agarra a cualquier cosa. También dice que el grupo Safra, en cuyo consejo de administración sí que estoy, pertenece al rey de Marruecos, lo cual no es cierto, porque pertenece a un judío libanés".

A Pérez de Cuéllar le resulta "muy penoso" que se diga que es el primer secretario general de la ONU sospechoso de tráfico de influencias. "Me dan ganas de responder cínicamente y decir: "¿Pero se piensan ustedes que yo cuesto tan barato? ¿Que me voy a vender por la vicepresidencia de una empresa que en Francia es de cuarta categoría?. Tengo 73 años y, afortunadamente, no estoy tan necesitado de dinero".

El conflicto del Sáhara

Pero Pérez de Cuéllar dice tenerles "mucha simpatía" a Ios militantes del Polisario. "He ido dos veces a Tinduf y he visto cuatro o cinco veces a Abdelaziz [Presidente de la República Árabe Saharaui Democrática] en Tinduf, Argelia, Yugoslavia y Nueva York. Yo nunca les he cerrado las puertas."Prejauntado sobre su íntima convicción personal en el conflicto del Sáhara, sobre la fórmula que le parece más razonable, Pérez de Cuéllar responde: "He hablado varias veces con el rey Hassan II y, a título personal, le he citado el ejemplo de España: ¿Por qué no ofrece públicamente a los saharauis un estatuto de autonomía como el que tienen los catalanes y los vascos? A los saharauis hay que darles una opción que respete su derecho a una identidad política y cultural".

Reabre así Pérez de Cuéllar, hablando "como ciudadano", la "tercera vía". "Lo ideal", afirma, "es que el rey hiciera pública esa oferta antes del referéndum. Quizá la consulta pudiera tener tres opciones: la independencia, la integración en Marruecos y una integración con autonomía".

Sigue defendiendo su propuesta de ampliar el censo elaborado por los españoles en 1974. "No veo por qué no pueden ser consideradas saharauis las personas que no estaban en su territorio en el momento del censo español, y también los hijos de esas personas. Pero mis ideas les indignaron".

Le inquieta mucho al ex secretario general de la ONU la marcha de los asunto! del mundo. "Hubo demasiado optimismo cuando terminó la guerra fría, cuando a finales de los años ochenta la ONU pudo resolver algunos casos dramáticos como la guerra entre Irak e Irán o el conflicto de Namibia. Pero mire lo que pasa en Yugoslavia, en la ex Unión Soviética, en Angola o en Somalia. Butros Gali lo tiene muy difícil".

Doble rasero

No se sintió manipulado por Estados Unidos durante la guerra contra Irak. "Irak había cometido una flagrante violación del derecho internacional al agredir a ese país pequeño e indefenso que es Kuwait y a Sadani se le dieron todas las oportunidades para que se retirara antes de que se utilizara la fuerza". Sin embargo, en los recientes ataques contra Irak, los de los últimos días de la presidencia de Georges Bush, Pérez de Cuéllar sí que cree que "pueden haberse utilizado de modo abusivo las resoluciones de la ONU".Y en general, es consciente el ex secretario general de las Naciones Unidas de la existencia de "un doble rasero" por parte de las potencias occidentales. %Fue admisible la invasión israelí de Líbano? ¿Es justificable la actual ocupación siria de ese mismo país? ¿Bajo que principios se aplica tan justificado rigor con unos y no con otros?", se pregunta.

Está escribiendo sus memorias y le asalta la duda de sí debe mantener la discreción diplomática que ha caracterizado su carrera. No sabe, por ejemplo, si contar que un ex presidente de Estados Unidos le pareció "un analfabeto"; o si confesar que Gorbachov "fue maravilloso para el conjunto de la humanidad, pero cometió grandes errores desde el punto de vista de los intereses de las poblaciones de la URSS".

Tampoco está muy seguro de que deba proclamar que su larga experiencia *neoyorquina le ha llevado a la conclusión de que Estados Unidos no está capacitado para liderar el mundo. "Me da la impresión de que los norteamericanos no son capaces de mirar más allá de lo que tienen enfrente; fíjese en sus relaciones con América Latina: sólo están verdaderamente preocupados por México y Cuba". Pero los europeos, piensa en voz alta, "son incapaces de ponerse de acuerdo" y la ex Unión Soviética "va como va". Así que Pérez de Cuéllar es bastante pesimista.