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Gobiernos por un lado, ciudadanos por otro

Creciente oposición popular en Suecia, Noruega, Finlandia y Austria al ingreso en la CE

Las negociaciones para la ampliación de la Comunidad Europea (CE) comenzaron ayer en Bruselas. El acto formal y solemne se celebró el lunes con la presencia de los ministros de Exteriores de la CE y los de Austria, Finlandia y Suecia. Noruega se sumará muy pronto al proceso. Sin embargo, una, cosa es la decidida voluntad de los Gobiernos aspirantes a la adhesión y otra muy distinta la actitud de sus ciudadanos. Los vientos anticomunitarios en el Reino Unido y en Dinamarca han prendido en austriacos, finlandeses, suecos y noruegos. Maastricht les suena mal. Y sus Gobiernos saben que la adhesión equivale a aceptar el tratado.

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De los cuatro aspirantes, los suecos son los que parecen tener mayor conciencia anticomunitaria. El inicio de las negociaciones con la CE coinciden con un momento de creciente rechazo popular, informa Ricardo Moreno desde Estocolmo. El último sondeo de opinión mostró que los partidarios del no alcanzan el 50%, mientras que a favor del sí se pronuncia un 33%, y los indecisos suman el 17%. El Gobierno del primer ministro Carl Bildt conflia precisamente en los indecisos para que la mayoría, aunque sea exigua, se incline por la CE. A pesar dé todo, Suecia considera que las negociaciones iniciadas en Bruselas marcan un hito en la historia del país.Los que rechazan el ingreso en la CE, al menos en los términos planteados ahora, proceden de todos los partidos políticos, aunque parece que son mayoría los que se encuandran en la socialdemocracia, la principal formación política del país. Esto hace que la actitud de los partidos sea especialmente cautelosa en torno al proceso negociador. Suecia mantiene objeciones sobre política exterior y de seguridad, política regional y agraria. y medio ambiente, entre otros aspectos. El sentimiento popular sobre estos temas es tan profundo que los dirigentes políticos no podrán. adoptar decisiones sobre ellos sin contar con los ciudadanos.

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Noruega, por su parte, deberá. iniciar en un plazo no mayor de dos meses sus negociaciones. El caso noruego se presenta más difícil aún que el de Suecia, ya que la opinión contraria al ingreso sigue siendo mucho mayor y los indecisos son muy pocos. Entre los principales cuestiones conflictivas se encuentran la pesca, la agricultura y el control sobre los ingresos procedentes del petróleo. Y podrían agregarse el de la pesca de la ballena, un asunto muy sensible para los noruegos, que les ha llevado muchas veces a enfrentarse con la comunidad internacional.

Finlandia presentó su solicitud de ingreso en la CE en marzo del año pasado, y desde entonces se ha producido un importante cambio en la opinión pública, informa Adrián Soto desde Helsinki. Tan sólo en los últimos seis meses, la oposición de los finlandeses al ingreso ha aumentado un 12%. El último sondeo, publicado el martes, justo un día después del inició de las negociaciones con la CE, presenta un 43% a favor del ingreso (54% en junio) y un 37% en contra (25% en junio). Un 20% de los encuestados se muestra indeciso.

Sin embargo, todo el mundo acepta que estos porcentajes son muy variables y, por tanto, pueden ser muy diferentes una vez concluidas las negociaciones con la CE y el acuerdo final sea :sometido a referéndum.

En el ámbito de los partidos hay diferencias. Tanto el Partido Conservador (participa en el Gobierno de coalición) corno el Partido Socialdemócrata apoyan la integración. Sin embargo, el Partido de Centro (el principal de la coalición gobernante) está dividido, lo mismo que Los Verdes, mientras que el Partido Cristiano y la Unión de Izquierda rechazan el ingreso.

El ministro de Exteriores, Paavo Vayrynen, mantiene que la principal preocupación de Finlandia durante las negociaciones será el sector agrario. Los finlandeses pretenden mantener su política proteccionista en ese sector, para lo cual habría que modificar sustancialmente la legislación de la política agrícola común.

El Gobierno de Austria, por su lado, acogió con júbilo el inicio de las negociaciones en Bruselas, pero no así la opinión pública, que mantiene sus reservas, informa Vivianne Schnitzer dede Viena. El ingreso en la CE, cuando llegue el momento, tendrá que ser ratificado en referéndum. El debate interno se ha intensificado.

Los temas de mayor discusión son el tránsito por los Alpes, la neutralidad y la agricultura. El ministro de Exteriores austriaco, Alois Mock, no mencionó la neutralidad en el discurso inicial de Bruselas, que para el Gobierno austriaco ha dejado de tener sentido histórico con el fin de la guerra fría. "Hemos trazado una línea clara", dice el ministro. "Según nuestra interpretación, la neutralidad es totalmente compatible con Maastricht". Mock se ha referido repetidamente a la delicada situación geográfica de Austria, "en el límite de la zona de inestabilidad europea".

Sin embargo, para los austriacos es aún un valor sacrosanto y, según una encuesta publicada a finales del año pasado, un 70% del electorado considera que la neutralidad es "parte inseparable de la identidad nacional".

El obstáculo más difícil de vencer para lograr el apoyo del electorado será convencer a los grupos ecologistas y a los partidos políticos en las provincias de que el acuerdo de tránsito por los Alpes -que regula el tráfico de camiones de carga por la provincia del Tirol- se mantiene sin variar "ni un punto ni una coma". Austria tiene rígidas normas para el control de la contaminación ambiental.

Finalmente, las organizaciones campesinas han exigido que los representantes del Gobierno negocien normas especiales adicionales para la agricultura, como son los subsidios para empresas del sector, regulaciones de aspectos ecológicos y protección frente a importaciones baratas procedentes de los países del Éste europeo.

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