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El Papa ensalza a la mujer fallecida en un embarazo desaconsejado por los médicos

Juan Pablo II hizo ayer por segunda vez en 24 horas una directa alusión a la defensa de la vida en relación con el caso de Carla Levati, la italiana de 28 años que prefirió dejarse morir de cáncer, el 25 de enero, antes que poner en peligro la vida del feto que había concebido, desoyendo los consejos de los médicos. El Papa destacó el sábado dicho caso como "una señal de esperanza" y ensalzó a Caria.

El Pontífice calificó, además, de "pacto de amor" familiar la experiencia última vivida por esta mujer junto a un hijo de 10 años, que ha dejado huérfano, y al marido, un carpintero de 34 años, quien declaró al diario La Stampa que Carla le había ocultado la verdadera naturaleza de su mal y que, de haber conocido los riesgos que implicaba, no habría contribuido a su segundo embarazo. La mujer había sido operada hace tres años de un melanoma de piel, y no de un tumor en la matriz, como se dijo inicialmente, según ha aclarado el médico que la trató en el hospital de Bérgamo. Entonces fue informada de la naturaleza de su mal y de que debía evitar nuevos embarazos. El pasado mes de diciembre, encinta ya de cuatro meses, el cáncer se le volvió a manifestar."Aunque hubiera decidido tratarse, habría tenido pocas probabilidades de curarse", ha dicho su médico. Y Carla prefirió dar a luz un niño seismesino, que pesó al nacer 650 gramos y sigue en estado crítico, antes que abortar, como resultaba inevitable si se sometía a un tratamiento de quimioterapia.

Esta decisión, aislada de sus antecedentes, ha sido tomada como tema de la campaña contra el aborto. "Ha sido un gesto profético, que va contracorriente. Un gesto realmente bello", ha dicho L'Osservatore Romano, el órgano de prensa oficial del Vaticano. "Yo, en su lugar, hubiera hecho lo mismo", ha añadido Bartolomé Sorge, un jesuita ligado a la Democracia Cristiana. Y Cosmo Francesco Ruppi, arzobispo de Lecce, destacó las similitudes entre este caso y el de Giovanna Beretta Molla, que será próximamente canonizada por haber preferido morir antes que perder a su hijo.

Juan Pablo II, por su parte, dijo el sábado, en clara referencia a la acción de los Estados que han regulado el derecho al aborto: "Tanto la familia como la vida humana están sometidos a ataques potencialmente insidiosos por parte de instancias de las que, en cambio, sería legítimo esperar protección y apoyo".

Postura de la familia

La familia de Carla Levati no comparte este entusiasmo, según ha informado la prensa italiana, y hubiera preferido que la joven atendiera los consejos médicos y se curara adecuadamente, en vez de intentar dar a luz otro hijo. En cuanto a Valerio, su marido, católico practicante, hizo leer este mensaje durante el funeral de su mujer, al que asistió personalmente: "Carla, me pongo en tu lugar con tu coraje. Te has convertido en un caso nacional, y ni siquiera sé por qué. Espero que Stefano (el recién nacido) se haga grande. Adios, Carla".Mientras exponentes democristianos promueven una improbable reforma de la legislación sobre el aborto, en medios laicos se expresa tanto respeto por la decisión privada de Carla Levati como rechazo por el empeño interesado de ensalzar su gesto como un ejemplo público.

"Me parece un sacrificio inútil, equivocado. Es una cosa terrible, como querer parir a los 60 años, un gesto que implica ignorancia y atraso cultural, un deseo de martirio que no entiendo", ha dicho la feminista Camilla Cederna. La antropóloga católica Ida Magli ha dicho que exaltar el suicidio de una madre para salvar la vida del propio hijo es un acto equivocado y peligroso.

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