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El presidente ratifica su defensa de los derechos civiles

Antonio Caño

La presencia del presidente Bill Clinton ayer en el funeral del juez Thurgood Marshall, uno de los más destacados líderes negros de la historia norteamericana, fue una oportunidad para ratificar el compromiso del presidente con la lucha por los derechos civiles.

La presencia de Clinton, que acudió a la catedral de Washington acompañado de su esposa, Hillary, y del matrimonio Gore, supuso un homenaje al juez, muerto el pasado domingo a los 84 años, que defendió el aborto y se opuso a la pena de muerte.

Marshall mantuvo en vida fuertes discrepancias con George Bush, de quien en una ocasión dijo que, para él, estaba muerto. Se retiró del Tribunal Supremo el año pasado y fue sustituido por el juez Clarence Thomas, también negro, pero muy conservador.

Durante el funeral intervino el vicepresidente, Al Gore, quien recordó que la enseñanza de Marshall era la de "buscar el bien y no el mal" y la de "dejar que la justicia mane como el agua y el derecho, como una corriente continua".

La presencia de Clinton fue un claro mensaje sobre su orientación en el tema de los derechos civiles y un gesto de apoyo a la minoría negra, que le apoyó masivamente en las últimas elecciones.

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