Más de 100 interrogatorios inútiles
La investigación comenzó el sábado 14 de noviembre a las 19.30. Ese día los padres de Mirian, Antonia y Desiré presentaron en el cuartel de la Guardia Civil una denuncia por la desaparición de sus hijas. Desde entonces y hasta ayer más de 100 personas fueron interrogadas.Cuando se presentó la denuncia, las tres niñas llevaban casi 24 horas fuera de casa y el caso parecía una simple fuga de menores, de esos que se resuelven en unos días felizmente cuando las adolescentes regresan a su casa. No fue así y el capitán Ibáñez, de la Comandancia de Valencia, empezó a temerse lo peor a medida que pasaban los días.
La actuación de los hombres de la Guardia Civil de Valencia se vio reforzada, antes de que se cumpliera un mes de la desaparición de las niñas, con la presencia de los hombres de la unidad central que se ocupan de esclarecer los delitos contra las personas. Cuatro agentes llegados desde Madrid empezaron a colaborar estrechamente con los investigadores valencianos. Durante más de dos meses, ocho agentes (entre Madrid y Valencia) han dedicado casi 24 horas al día al caso de las niñas de Alcásser. "No hemos avanzado nada", reconocía ayer uno de los investigadores, horas antes de que se encontraran los cadáveres. "En ningún momento en todo este tiempo y se ha investigado en Barcelona, Madrid, Granada, Pamplona, Cádiz, Guadalajara, entre otras ciudades, hemos tenido la más mínima pista de las niñas".
300 pesetas
La pista de Mirian, Antonia y Desirée se perdía en un coche blanco. Una mujer de 60 años observó desde una ventana de su casa como tres adolescentes subían a un vehículo tras hacer autoestop. En el coche, según la testigo, viajaban al menos cuatro personas. "¡Como está la juventud", pensó sorprendida la testigo al ver que las chicas subían en el vehículo. En ese momento ni siquiera se dio cuenta que se había convertido en una de las principales testigos de lo que se ha denominado el caso de las niñas de Alcásser.
La Guardia Civil no se había encontrado nunca con un caso de estas características. No es frecuente que una adolescente se fugue de casa acompañada. Normalmente inician estas aventuras en solitario. En el caso de las niñas de Alcásser no se podía hablar de una fuga planificada. Viajaban con 300 pesetas en los bolsillos y en el caso de que hubieran querido escapar de casa habrían cogido el dinero que tenían ahorrado.
Al trabajo de los investigadores hay que añadir el de cientos de agentes de la Guardia Civil y del Cuerpo Nacional de Policía que han participado en las labores de rastreo de la zona donde desaparecieron las niñas y de las ciudades donde se creía que las habían visto.
El caso no se cerró ayer. Ahora falta por determinar qué pasó desde la desaparición de las jóvenes hasta que perdieron la vida.
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