Ignorancia perniciosa
En torno a la Navidad hube de ver, en dos importantes vías de Madrid, numerosas pintadas repudiando la presencia de emigrantes extranjeros, firmadas por La Resistencia. Esto me dio que pensar. Lo lamenté tanto o más por los firmantes que por los emigrantes. Me explico. Todo lo leído me hizo patente la enorme ignorancia de aquella gente a la que seguramente se unen su falta de experiencia y unas dosis considerables de infundada prepotencia. Ignorancia, porque no recuerdan a los miles y miles de españoles que, por unas u otras causas (que siempre se reconducen a una: poder vivir), tuvieron que emigrar masivamente, o, a lo largo de la historia de la humanidad, el constante trasiego de infinitas personas de uno a otro lugar, empezando por Adán y Eva, que se vieron obligados a emigrar del Paraíso, siguiendo por Abraham, Jesús y sus padres, y tanta y tanta gente en cualquier página de la historia que se lea.Falta de experiencia: ¿será tan corta la que tengan que ni siquiera se hayan visto forzados a dejar
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familia, amigos, pueblo, para ir a estudiar o trabajar en otro? (aun en el más benévolo supuesto de que esto ocurra dentro de las fronteras del propio país).
Prepotencia infundada, porque nada de, lo que somos lo hemos adquirido por nuestro exclusivo mérito, y menos el lugar de nacimiento. ¿Cómo entonces apropiarnos de ello? ¿Cómo osar utilizarlo como un arma arrojadiza frente a otros?
Ese sentimiento de profunda desolación que se experimenta cuando uno es erradicado esencialmente de su lugar, de su familia, de lo que quiere, es duro, pero si se encuentra el modo de asimilarlo, es maestro de tolerancia, de adaptabilidad, de respeto a la dignidad de la persona y de amor vivo a los propios orígenes, es decir, de madurez y bondad. Aprender esto es lo que necesita La Resistencia, porque la ignorancia es perniciosa.-
Madrid.
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