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Un petrolero arde al chocar con un carguero en aguas de Sumatra

Juan Jesús Aznárez

Un superpetrolero de 255.312 toneladas fletado por una compañía nipona para transportar 2,2 millones de barriles de crudo (unas 254.000 toneladas) desde Omán a Japón colisionó ayer con otro carguero a 60 millas náuticas (111 kilómetros) del extremo norte de la isla indonesia de Sumatra. Tras la colisión, el superpetrolero ardió y quedó a la deriva, arrojando al mar parte de su carga y de su combustible.

De no atajarse el vertido, el Maerk Navigador ocupará el segundo lugar en la clasificación mundial de catástrofes de este tipo. En un accidente ocurrido en 1989 en Tobago, otros dos superpetroleros derramaron 2,2 millones de barriles y provocaron la contaminación marina más grave de la historia.Ken Matsumoto, ejecutivo de una asociación japonesa especializada en petróleos, informó que el crudo vertido en esta ocasión es más ligero que el derramado en anteriores desastres, más vulnerable a los dispersanteis químicos y, por tanto, más controlable antes de que se acerque a la costa. La densidad del combustible transportado por el Exxon Valdez, que naufragó en Alaska en 1989, era mucho mayor y los trabajos de limpieza todavía continúan.

El encontronazo entre el petrolero alquilado por la corporación Idemitsu Kosa, que compartía bodegas con General Sekiyu, filial de la corporación Exxon, y el carguero Sanko Honour, de 96.545 toneladas de desplazamiento, se produjo hacia las tres de la madrugada (hora local), con mal tiempo y en aguas del mar de Andaman, próximo a la embocadura del estrecho de Malaca. Más de 600 buques atraviesan diariamente este pasillo de mil kilómetros situado entre Malaisia y Sumatra.

El Akatsuki Maru, que transportó tonelada y media de plutonio desde Francia al puerto nipón de Tokai, evitó esa ruta por estimarla peligrosa.

Equipos de rescate de Singapur e Indonesia fueron enviados al lugar del siniestro para mitigar las consecuencias del accidente y sofocar totalmente el incendio que siguió a la colisión. Los 24 miembros de la tripulación del Maerk Navigator, incluido su capitán, británico, abandonaron el barco al comprobarse que las llamas y la hendidura en el puente hacían imposible su control. Fueron rescatados por un mercante alemán.

Matsurnoto consideró que la localización del accidente, lejos de tierra, y la escasa densidad del crudo omaní facilitará su parcial evaporación antes de llegar a las costas y, por tanto, el impacto ambiental será limitado. Colaborarán las altas temperaturas en la zona de la bahía de Bengala.

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