En relación a la carta titulada

Horrores en Guadarrama publicada en su periódico el pasado día 7 de enero y remitida por Jesús Ángel Muño, me gustaría realizar algunas matizaciones a este señor.En primer lugar, es obvio que no se trata de una persona que frecuente nuestra querida sierra; si así fuese, conocería que nuestro puerto de Navacerrada no es otra cosa que un gran vertedero de basura donde el chorizo se entremezcla con la morcilla y con el botijo en un cuadro de aspecto tercermundista, realmente un panorama bastante alejado del paraíso que parece pretender darnos a entender este señor.

En esta manifiesta ignorancia del entorno serrano, este señor pretende hacer creer que la regulación de los aparcamientos, la creación de aparcamientos disuasorios en los pueblos cercanos y el fomento del transporte público crearán más atascos de los existentes. ¿Por qué en lugar de considerar que el proyecto no es interesante ni para los industriales de la zona no pierde una mañana en ir a preguntarles? Naturalmente, le aconsejo que no se identifique después de sus brillantes líneas.

Que García lea detenidamente el proyecto y observará cómo está hecho con unos condicionantes: preservar y proteger el

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ecosistema. Si su deseo es respirar aire puro en los maravillosos valles de la sierra de Guadarrama, podrá continuar haciéndolo, pero sin tener que recoger botes para poder caminar y sin que la ropa le huela a aceite de panceta requemada.

Las personas que vivimos del turismo de montaña, esperamos desde hace muchos años que alguien acuda en nuestra ayuda para sacamos del pozo de miseria en que vivimos.- Cristina González Millán.