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Interrogantes tras la detención del jefe de la Mafia

La detención de Salvatore Totó Riina, implacable jefe de la Mafia siciliana durante al menos los últimos 12 años, suscita en Italia más preguntas que respuestas. Los detalles confirmados sobre su captura aún son mínimos. Su prolongada vida en la clandestinidad representa el mayor de los misterios. Y el país, sin dejar de celebrar que se encuentre encarcelado, se plantea los tres interrogantes básicos derivados de estos hechos: ¿Quién protegió a Riina durante 23 años? ¿Por qué ha sido detenido ahora? ¿Qué pasará con la Mafia?La primera es la más acuciante, pues remite a una connivencia histórica entre la Mafia y el Estado que es peculiar de esta organización criminal y representa una sombra permanente sobre el sistema democrático italiano. La han formulado desde el presidente de la comisión parlamentaria antimafia, el ex juez Luciano Violante, hasta el ex magistrado palermitano Giuseppe Ayala o el filósofo Norberto Bobbio.

La noticia de que Riina se había encontrado pocos días antes de su detención con un renombrado político italiano y de que dicho encuentro había sido incluso filmado por los perseguidores del delincuente fue oficialmente desmentida por los carabineros, el pasado domingo.

El encuentro de Riina con el político resultaba poco verosímil, ya que el capo detenido representa la intransigencia actual de la Mafia, que ha provocado una ruptura de su convivencia interesada con segmentos políticos. Hay también pruebas de que la Cosa Nostra de Riina había buscado una protección, quizás alternativa, en el submundo de los servicios secretos a través de los contactos que él mismo estableció, por medio de Pipo Caló, su financiero, con la logia masónica P-2.

Dos asesinatos, los de Salvo Lima, que fue líder de la corriente democristiana del ex primer ministro italiano Giulio Andreotti en Palermo, y el de Ignacio Salvo, un rico recaudador siciliano de impuestos, son los símbolos más recientes de las fricciones entre la Mafia y la política. Precisamente por el primero de ellos, fue interrogado ayer Riina, que está acusado de haberlo ordenado.

Políticos y mafiosos

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Mientras en ésta o en otras declaraciones que vendrán, Riina no abra el saco de lo mucho que sabe, o mientras la investigación judicial sobre el difunto Lima no aporte otras novedades, la existencia de conexiones entre políticos y mafiosos será una realidad admitida en Italia, incluso por el ministro del Interior, Nicola Mancino, pero que, hasta hoy, se concreta en un sólo nombre: Vito Ciancimino, alcalde de Palermo condenado porque facilitó la expansión inmobiliaria de los mafiosos de su pueblo, Corleone.

Frente a la pregunta de por qué ha sido detenido Riina, el juez palermitano Giuseppe di Lello, que fue colaborador de Giovanni Falcone, señala que sólo tras el asesinato de Falcone "llegó claro a las fuerzas de la policía el mensaje de que debían detener a los fugitivos".

Curiosamente, también el general Viesti, jefe supremo de los carabineros, ha dicho que "por fin, hay una voluntad política", aunque ha advertido que "la voluntad política la expresa el Parlamento con sus leyes", y no algún político concreto.

La detención de Riina se ha relacionado, más en concreto, con la confesión de un pequeño delincuente detenido en Piamorite, noticia igualmente desmentida por los carabineros, pero sobre todo con un ambiente de rebelión extendido en la Mafia e incluso entre los propios corleoneses, que no soportaban más la sangrienta dictadura de su jefe. De aquí, la proliferación de arrepentimientos entre la delincuencia de Corleone y sus inmediaciones, algo que no había ocurrido hasta hace poco, y la apreciación de que Riina era un jefe acábado. Todo esto nos introduce directamente en la pregunta de qué pasará con la Mafia tras esta detención histórica.

Pino Arlachi, experto y asesor del Ministerio del Interior, ha razonado que la degeneración de la Mafia inducida por la gestión simplista y violenta del campesino Riina, y que la consiguiente pérdida de poder de éste, puede ser una realidad, que, sin embargo, no quita valor a la detención del jefe. El hecho de que este haya eliminado a todo el que pudiera hacerle sombra resume las dificultades que la Mafia tendrá para reconstruirse con una dirección alternativa, según Arlachi.

Lo cierto es que las fuentes habitualmente bien informadas que hace ya meses daban por segura la captura de Riina, afirmando que el capo sanguinario estaba acabado, indicaban que el poder mafioso estaba ya en manos de los hermanos Cuntrera, detenidos el pasado noviembre.

Una convicción extendida en Italia, a partir de todos estos datos, es que el momento de debilidad de Cosa Nostra es real y que la organización criminal podría terminar por caer, a condición de que el Estado siga golpeando a fondo. En ese sentido, hasta el ya citado Norberto Bobbio se ha mostrado "menos pesimista, porque", ha dicho, "veo que en Italia todo se está moviendo".

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