Los líderes serbios de Bosnia esperan que el Parlamento de Pale apueste por la paz
El Parlamento de la autoproclamada República Serbia en Bosnia se reúne hoy por la tarde en Pale para decidir si aceptan o rechazan los principios constitucionales propuestos en Ginebra por los copresidentes de la Conferencia de Paz sobre la antigua Yugoslavia, David Owen y Cyrus Vance. Morncilo Krajisnik, el presidente de¡ Parlamento serbio y un político influyente, espera que los resultados de la votación sean positivos. Los principios constitucionales "garantizan el mínimo de los intereses nacionales serbios".
'Ta mejor solución para Bosnia-Herzegovina", opina Krajisnik, sería "la división de Bosnia en tres Estados". Pero la presión de la comunidad internacional, tanto sobre los serbios de Bosnia como sobre Serbia, exige "un compromiso". Para "mitigar el odio internacional en contra de los serbios", Krajisnik favorece la aceptación del acuerdo. Sin embargo, las discusiones de los parlamentarios determinarán la decisión final". Basta el sí de la mayoría simple en el Parlamento para la asunción de la nueva línea política.Los 81 diputados del Parlamento serbio proceden de toda Bosnia. Antes de la escisión del Parlamento bosnio -los serbios, por una parte, y los croatas y los musulmanes, por otra- eran diputados en Sarajevo. La mayoría fue elegida directamente en las elecciones celebradas en noviembre de 1990, como miembros del Partido Democrático Serbio. Unos cuantos representaban al Partido Reformista fundado por el entonces primer ministro yugoslavo, Ante Markovic. Descontentos con la decisión de los diputados croatas y los musulmanes (en Bosnia los partidos étnicos ganaron las elecciones) sobre el memorándum acerca de la soberanía y la independencia de Bosnia, los diputados serbios abandonaron el Parlamento creando su propia legislación paralela. Sólo tres diputados serbios, miembros del antiguo partido comunista, permanecieron en Sarajevo.
Desde el conmienzo de la guerra, el Parlamento de los diputados serbios se ha reunido 24 veces, en diferentes ciudades. La autoproclamada República Serbia no tiene capital. Pale, una aldea entre las montañas olímpicas, a 15 kilómetros al este de Sarajevo, era un lugar ideal, antes de la guerra, para la construcción de casas de verano. En abril pasado, los dirigentes del Partido Democrático Serbio, de Radovan Karadzic, abandonaron Sarajevo junto con sus familias, sabiendo que comenzaría el ataque contra la capital, y establecieron las instituciones políticas en Pale. Las detonaciones de los bombardeos de Sarajevo se escuchan en Pale sólo en la lejanía.
Radicalización de posturas
Sin embargo, la guerra ha radicalizado las posturas de los numerosos diputados del Partido Democrático Serbio. "Cuando se trata de la defensa de los intereses nacionales", subraya Krajisnik, "es normal el auge el extremismo". Las ideas políticas del ultranacionalista serbio Vojislav Seslj están ganando terreno a pasos agigantados. De ahí el temor de Radovan Karadzic, quien teme encontrar una fuerte resistencia para la aprobación de los principios constitucionales. Por primera vez, Karadzic prepara un discurso escrito. Normalmente, los pronuncia sin consultar el papel. Algunos miembros del Gobierno tampoco favorecen las negociaciones y el sí a la Conferencia en Ginebra.
"La influencia de los extremistas ha aumentado en los últimos meses", señala Ilija Guzina, el director de la televisión serbia en Bosnia, Kanal S. "Ellos aspiran a una derrota militar del Ejército de Alia Izetbegovic. Negociarán con él cuando haya firmame la capitulación". Las amenazas de una intervención internacional y las noticias procedentes de Irak, no parecen preocupar a los diputados. "Utilizar las amenazas de una intervención militar, como un argumento a Pavor de la aceptacion del acuerdo en Ginebra", explica Krajisnik, "sería contraproducente. Los serbios consideran que la libertad y el Estado son sagrados. No aceptarían tomar una decisión bajo la presión".
Dimitrije Skrapina asegura no entender nada de política. "Sólo quiero que pare la guerra y luego los políticos pueden discutir el tiempo que quieran". Dimitrije, de 54 años, se ocupaba de un remonte de esquí en el centro deportivo de Bjelasnica, antes de la guerra. Ahora, lleva nueve meses en la trinchera. "Los partidos políticos nacionalistas han creado este odio y ahora sufrimos todos. Nosotros en un lado del frente y nuestros vecinos musulmanes en el otro".
Lucha por la vida
Dimitrije salió de su casa en Cengic Vila, en Sarajevo, dejando a su esposa y sus dos hijos, para sembrar verduras en su huerto en Renovica, un pueblo a 45 kilómetros de la capital bosnia. La guerra estalló y Dimitrije permaneció en el lado serbio del frente. "Hubo órden de tomar las armas y tuve que ir al cuartel militar". Ilinka, la esposa, permaneció en Sarajevo. La policía militar bosnia llegó a su casa, para buscar al marido. La detuvo a ella junto con su hijo mayor. "Pasamos tres días en un sótano. Me golpearon varias veces, preguntando dónde estaba mi esposo. Luego, me llevaron a la cárcel y despues de 21 días de encierro me liberaron en un intercambio". Mientras tanto, Dimitrije se marchó a Pale, en búsqueda de una casa para él y su familia. Las autoridades políticas serbias ordenaron la expulsión de todos los musulmanes de Pale. "Encontré esta casa y firmé un contrato con la dueña". Así, la familia musulmana se fue a la casa de los Skrapina a Sarajevo.
La historia de la familia Skrapina es una más entre los 20.000 refugiados en Sarajevo residentes en Pale. Los Skrapina sobreviven gracias al sueldo de Dimitrije, unos 25 marcos al mes y la ayuda humanitaria. El dinero no basta ni siquiera para la calefacción. "Gracias a Dios, la dueña tenía leña en el sótano", dice Ilinka, que explica cómo ella y Feiza Grabovica, la dueña de la casa, abandonaron sus hogares con una bolsa en la mano.
Dimitrije e Ilinka aguardan el futuro con fatalismo. "Nada depende de nosotros" dice Dimitrije. La vida de ésta y tantas otras familias depende de la decisión de los políticos.
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