Schönberg frente a Beethoven
Otra vez Schönberg y Beethoven frente a frente en el ciclo de la ONE dirigido por Aldo Ceccato y dedicado a las dos escuelas de Viena. Del fundador de la segunda escuchamos Pélleas et Melisande, opus 5, y de quien culminó la primera, la Cuarta sinfonía, en si bemol. Ambas partituras fueron entendidas en el pasado como mutaciones, recomienzos o, en el caso de Beethoven, paso atrás después de la Heroica. La verdad es que vistas las cosas con perspectiva se trata no sólo de dos composiciones maestras sino también de dos formidables ejemplos de continuidad evolutiva.Del Schönberg de La noche transfigurada (1899), que inicia en 1900 los Gurrelieder, dimana con total consecuencia el autor de Pélleas, casi una sinfonía dramática que en sus cuatro tiempos ocultos dentro de su globalidad, avanza en lo ideológico tanto como en los procedimientos armónicos y caracteriza la plasticidad de una orquesta extraordinariamente matizada. No hay en Pélleas atematismo y sin embargo a veces lo parece, precisamente porque existe lo contrario: una acumulación de pequeños motivos subsidiarios de ideas más significantes.
Orquesta Nacional de España
Director: Aldo Cecatto. Obras de Beethoven y Schönberg. Auditorio Nacional. Madrid, 15, 16 y 17 de enero.
Fue curiosa la reacción de los músicos ante el drama del simbolista Materlinck. Data de 1892 y seis anos después ya escribe Fauré su música incidental; en 1900 estrena William Wallace otra suite; la ópera de Cyril Scott es de 1900 y la definitiva creación de Claudio Debussy sube a la escena de la ópera cómica de París en abril de 1902. En fin, casi contemporáneamente, Schönberg trabaja en su Pélleas, a partir de 1902, y se estrena, bajo su dirección y en medio de un considerable escándalo, en la Viene de comienzos de 1905.
Antes, la Cuarta sinfonía de Beethoven gozó de una excelente interpretación: tensa, manteniendo al estilo de los grandes maestros germanos el adagio introductivo y sometida, en todos sus tiempos, a un pensamiento general y unificador, lo que fue una de las grandes conquistas del músico de Bonn. El director Aldo Ceccato hizo sonar la orquesta muy bien (tonto sería detenerse en algún fallo accidental) y logró una línea de continuidad y una estructura bien movida por la fuerza de las líneas internas, la analizada articulación y la exactitud rítmica.
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