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Sus señorías van a la guerra

La delegación parlamentaria española viajó a Mostar en un convoy de la Legión

FRANCESC RELEA ENVIADO ESPECIAL, "Al primer tiro, cierren la trampilla del blindado, se meten dentro y se olvidan de todo. Bueno, si pueden, recen. Durante el trayecto abríguense, hará bastante frío". En esta ocasión, el coronel Francisco Javier Zorzo, jefe dela Agrupación Málaga de la Legión desplazada a Bosnia, da las últimas instrucciones no a sus soldados, sino a los miembros de la primera delegación parlamentaria mixta del Congreso y del Senado, que ayer visitó a los soldados españoles enviados a la antigua república yugoslava y se trasladó a Mostar.

Los diputados recorrieron a bordo de vehículos blindados el camino que va desde la base de la Legión en Dracevo (BosniaHerzegovina), a unos 130 kilómetros de Split, hasta Mostar, la capital de Herzegovina, de mayoría musulmana y croata, que ha sido severamente c-astigada por los bombardeos de las fuerzas serbias.La delegación está encabezada por el presidente del Senado, el socialista Juan José Laborda y la integran representantes de todo el arco parlamentario, desde Javier Rupérez (PP) a Ramón Espasa (IU-1C).

La ruta a Mostar, no tiene, en principio, ningún peligro, 11 pero nunca se sabe", dice el coronel Zorzo. Enfundados en el chaleco antibalas y el casco azul de las Naciones Unidas, los diputados adquieren un aspecto inusual. Es su primera "inmersión" en la guerra de BosniaHerzegovina. Al final del viaje, se comprobará que se trató más bien de una aproximación a las devastadoras consecuencias del conflicto.

El convoy está formado por cuatro vehículos blindados y cuatro todo-terreno de color blanco, con la enseña y las iniciales & las Naciones Unidas. A su paso por las distintas poblaciones, algunos habitantes, niños sobre todo, saludan.con el signo de la victoria. "Tenemos muy buena relación con la población civil, que nos ve con más simpatía que a las tropas de otros países de la ONU", dice un oficial de las fuerzas españolas. El primer recibimiento dispensado al convoy en Mostar no es precisamente con flores. Un soldado croata de un puesto de control, grita airadamente contra el paso de la comitiva mientras hace ademanes amenazadores con su kaláshn¡kov y sefiala con el brazo el otro lado del río, donde se hallan las posiciones serbias desde las que se machacó Mostar.

Ya fuera de los blindados, sus señorías comprueban hasta dónde ha llegado la destrucción en Mostar. Annque, aparentemente, la situación es de tota.l tranquilidad, el impacto ante lo que contemplan los ojos es abrumador.

La visita es fugaz, quizá por lo apretado del programa, quizá porque las miradas de los pobladores de Mostar ante el paso de los visitantes no siempre parecen amistosas. Un miliciano pide la documentación a algunos de los recién llegados, sin distinguir entre diputados y mílitares españoles.

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El cruce del único puente que sigue en pie sobre el Neretva, un breve paseo por una de las pequeñas callejuelas del barrio musulmán y una parada en una pequeña tienda de souvenirs de Mostar. "Regalo, regalo", grita un astuto vendedor a quien la guerra no ha diezmado su habilidad para convencer a todo posible cliente. No se trata de turistas, pero el presidente del Senado, Juan José Laborda, y algún que otro diputado y militarno ceden a la tentación de un vaso de té y comprar unas pulseras. El coronel Zorzo acude raudo y veloz: "No es para incordiar, pero es muy tarde". Algunos se hacen fotos, con la devastación de Mostar como fondo para el recuerdo.Visita de 15 minutosLa visita ha terminado. En total no ha durado más de 15 minutos, durante los que sus señorías no han recorrido más de dos calles de la ciudad. "Después de ver esto, tengo claro de que hay que intervenir aquí", comenta el diputado del Partido Popular Javier Rupérez.

El día anterior, la delegación parlamentaria había visitado las instalaciones del cuartel general de las tropas españolas, en Kasarna Divulje (Split) y la base de Dracevo. Los diputados se mostraron muy impresionados delnivel de profesionalidad y preparación de las tropas desplazadas a Bosnia. "Lo estamos haciendo muy bien. España está presente por primera vez en una guerra de verdad", decía Javier Rupérez. "Creo que el nivel del trabajo de estos hombres es muy aceptable", comentaba Ramón Espasa, de Izquierda Unida-Iniciativa per Catalunya. Los próximos días, el panorama de los soldados españoles cambiará sustancialmente si sus autoridades aceptan la solicitud de la ONU de que los legionarios custodien los convoyes con ayuda humanitaria hasta Sarajevo. Hasta ahora el relevo final hasta la capital bosnia lo hacen cacos azules de otras nacionalidades. España sí estará, entonces, involucrada en una "guerra de verdad".

La delegación española regresó posteriormente a Split, desde donde emprendió anoche el viaje de vuelta a España.

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