_
_
_
_

"No buscaba placer, era una obsesión"

La sexoadicción, que afecta a un 5% de españoles, empieza a tratarse como enfermedad

"No buscaba placer. Era una obsesión. Hacer el amor no era lo importante", dice Luis M., ingeniero de 36 años que reconoce que su afición al sexo le llevó, a recorrer los lugares más extraños. Nunca pensó causar daño a su familia y terminar divorciado. Ahora asiste a terapias sexuales y espera iniciar una nueva vida. Como él, un 5% de los españoles, según el sexólogo Efigenio Amezúa, padece esta patología, que produce graves trastornos personales, laborales y sociales. Nuevas investigaciones están en desarrollo para ayudarles a reinsertarse en la sociedad.

Cuando Luis M. leyó que el actor norteamericano Michael Douglas había ingresado en una clínica para recuperarse de su afición al sexo, este ingeniero comprendió que sus síntomas eran iguales a los del artista. Luis recuerda que su problema se inició hace cinco años, cuando, sin darse cuenta, salía de su casa imaginando historias eróticas que llegaban a avergonzarle. "No pensaba en otra cosa. Deseaba salir de la oficina para ir en busca de sexo. Me excitaba sólo la idea. Hice el amor no sé cuántas veces. No me satisfacía nada y siempre quería rnás", comenta un tanto apesadumbrado, porque asegura que por esta causa su matrimonio terminó.Ahora asiste a terapias sexuales que le han ayudado a comprender su enfermedad. "Lo importante es reconocerlo. Debemos poner de nuestra parte para recuperarnos y salir adelante".

Para el sexólogo Efigenio Amezúa, director del Instituto de Sexología de Madrid, la sexoadicción es una patología social, que en nuestro país afecta a un 5% de los españoles. "La sexoadicción es un producto del sexo-consumo. Lo hemos traído nosotros. El paciente sólo cree que está cumpliendo con las normativas que le han impuesto", apostilla mientras explica que se desarrolla en individuos con algún tipo de vulnerabilidad, que además tienen problemas familiares y sociales. "No podemos hablar de un rasgo determinado. Son personas que han tenido carencias en su vida y que desarrollan esta patología sin darse cuenta. No tienen muy claro que esa obsesión llega a dominar su vida".

Ofertas de consumo

Amezúa señala que la adicción al sexo es una insatisfacción que se manifiesta en las personas en forma de ansiedad y que puede afectar a cualquiera. "Muchos reconocen que todo se debe a una insatisfacción y a la cantidad de ofertas que el sexo-consumo ofrece a través de los medios de información", apostilla mientras critica que haya sido la sociedad la que ha producido un auge de esta patología. "El paciente se margina, nuestra labor es ayudarle a integrarse en la sociedad".

El sociólogo Fernando Calvo Pérez asegura que la sexoadicción se apoya en la clandestinidad porque plantea problemas de convivencia y lleva al paciente a depender de esta actividad. "La insatisfacción es cada día más profunda en esta sociedad materialista e incomunicada. Difícilmente las personas que la padecen pueden comprender que su comportamiento no es normal", afirma a la vez que reconoce que este problema mezcla diferentes elementos que inciden en el comportamiento sexual. "Es una obsesión que de ninguna manera busca placer. Es una aventura peligrosa que sólo se reconoce cuando produce daño a otras personas".

Calvo Pérez señala que la adicción al sexo hace descubrir al paciente facetas que no conocía bajo una actitud de enmascaramiento. "No quiero decir que no existiera. Desde siempre ha estado presente en nuestra sociedad". Sólo que ahora, puntaliza el experto, está produciendo que quienes la padecen pierdan su trabajo, su matrimonio y hasta su misma libertad. "Es una obsesión. Un deseo que no pueden dominar". Recomienda como tratamiento terapias individuales y ayudas de pareja. "No quiere decir que se vayan a curar, pero hay que ayudarles a su reinserción social".

Por su parte, Rafael González Mas, psiquiatra y presidente de la Sociedad Europea de Biosociología, asegura que se trata de un fenómeno nuevo desconocido en España y que puede explicar el caso de un violador que salga de la cárcel y vuelva a cometer el mismo delito. "Se le ha estudiado si se porta bien o mal, y nunca se analiza que este individuo puede padecer la sexoadicción y que requiera otro tipo de ayuda". González Mas se muestra contrario a castigar este tipo de delitos. "Tendríamos que castigar el incesto y otros comportamientos que no son normales. Nunca se van a corregir si no les ayudamos".

Un interés creado

"El mundo se mueve por dinero y sexo", opina la psicóloga María del Carmen López, "entonces no podemos sorprendernos ante la sexoadicción. Es. producto de la evolución que ha tenido la sociedad española. La hemos impuesto", dice.La pornografía está legalizada en España, y su comercio, regulado desde 1982. "Lo importante no es moralizar el problema, sino ayudarlos porque lo único que han hecho los sexoadictos es manifestar sus deseos", subraya la psicóloga. Sin embargo, se muestra critica con el hecho de que todavía algunos profesionales no están preparados, a su juicio, para tratar a estos pacientes" "Somos indiferentes al problema".

El psiquiatra Rafaél González Mas sugiere que las autoridades sanitarias informen a la sociedad de la sexoadicción "como se habla del sida". "Debemos promover campañas desde la escuela y hacer notar que estas actitudes no tienen por qué, ser toleradas".

El psiquiatra insiste en que lo más importante es localizar a los pacientes y ayudarles a superar su enfermedad, además de establecer normas legales "que le obliguen a someterse a un tratamiento psiquiátrico y les mantenga vigilados".

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_