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La desinversión de las empresas extranjeras en España aumentó un 34% entre los meses de enero y octubre

Victoria Carvajal

España ha dejado de ser el sueño dorado del inversor extranjero. La crisis económica y la inestabilidad monetaria han provocado una fuerte desinversión de las empresas extranjeras establecidas en el país. De enero a octubre de 1992 la desinversión ascendió a 276.000 millones de pesetas, un 34% más que la registrada en el mismo periodo de 1991. Además, la inversión directa exterior ha caído un 17,6% durante estos diez meses, según los últimos datos disponibles en el Registro de Caja del Banco de España. La negativa evolución de ambos indicadores ha significado una caída del 31,6% de la inversión neta.La cifra neta final de inversiones directas en España (nuevas inversiones menos desinversiones) durante 1992 podría rondar los 800.000 millones de pesetas, según fuentes oficiales. Esta previsión representa una cierta recuperación con respecto a la caída registrada hasta octubre pero, con todo, significa un retroceso del 12% frente a la cifra final de 1991.

Desde 1990 -año en el que se alcanzó la cota máxima de inversión directa extranjera neta (1,073 billones de pesetas)-, la afluencia de capital foráneo a empresas españolas ha ido disminuyendo y la salida del mismo aumentando alarmantemente.

La Secretaría de Comercio reconoce que en 1992 la desinversión ha sido notablemente más fuerte que en años anteriores. Una de las razones, explica el director general de inversiones, José Antonio Zamora, es que mientras que en 1989 y 1990 las filiales captaban financiación de sus matrices en el exterior, en los dos últimos años se han registrado fuertes devoluciones de estos préstamos.

De los 276.000 millones de pesetas que han salido de las empresas españolas, un 25% responde a la devolución de los créditos, según Zamora, y el 75% restante responde a la venta y liquidación de activos y la repatriación de beneficios.

La salida se debe, en parte, a los malos resultados que están registrando algunas multinacionales, lo que les ha obligado a replegar sus posiciones en el exterior. También ha influido la pérdida de confianza en la economía española, cuyos datos fundamentales (déficit público y exterior, e inflación) se han deteriorado este año, además de haberse encarecido los costes laborales.

Empresas del Reino Unido, Francia, Holanda y Estados Unidos han sido las que más han reducido su posición en España. La retirada de Grundig, la conclusión de la venta de La Seda por parte del grupo holandés Akzo y el traspaso de la fábrica de la multinacional Colgate-Palmolive a Portugal, son algunas muestras de esta tendencia.

En el otro lado de la balanza, la inversión directa ha caído debido a que países como Francia y el Reino Unido, que suponen un 44% sobre el total, han reducido sus inversiones este año en un 30% y un 75%, respectivamente, con relación a 1991.

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