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Entrevista:

"Lo primero es arremangarnos y ponernos a trabajar"

"Me preocupa lo que está ocurriendo en Rusia", dice en esta entrevista el presidente electo de Estados Unidos, Bill Clinton, quien explica también cómo tomará decisiones sobre los aspectos más duros de la política de su país, específicamente en el ámbito de la economía. "Lo primero que haremos es arremangarnos y empezar a trabajar, empezando por el presidente". Clinton y su mujer, Hillary, describen conjuntamente una colaboración política sin precedentes en la historia de la república norteamericana. Si John Kennedy decía que tenía a su lado a su hermano Robert a la hora de tomar las grandes decisiones, Clinton afirma que él tendrá a su Hillary.

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Bill Clinton compara este momento de la historia de EE UU y la tarea que tiene por delante a algo que podría situarse a medio camino entre la era de Roosevelt y la de Kennedy, aunque la economía no está tan devastada como en tiempos del primero. "Hay una sensación", dice, "de que necesitamos poner otra vez el país en marcha. Éso es lo que Kennedy llevó a la Casa Blanca". Sin embargo, Clinton reconoce que estructural mente las cosas que hay que hacer hoy en EE UU son más profundas que aquellas con las se enfrentaron en 1961. Respecto a su admiración por Ronald Reagan, el presidente electo afirma que lo mejor que hizo el líder republicano fue restablecer el sentimiento de confianza y el optimismo en las posibilidades del país.

Pregunta. ¿Cree que ha recibido un mandato tan claro para el cambio como el que tuvieron esos tres presidentes cuando fueron elegidos?

Respuesta. Eso depende de cómo se interpreten los resultados de las elecciones. Si hubiera sido una carrera entre dos candidatos, la diferencia de votos populares habría sido mayor, pero en votos electorales habría resultado seguramente algo menor. Es difícil calcularlo porque en algunos Estados los resultados fueron muy estrechos. Creo que lo que he recibido es un mandato de todos los que me votaron y votaron a Perot, e incluso de algunos que lo hicieron por George Bush, para luchar porque el Gobierno funcione de nuevo, fortalecer la economía como solución de los grandes problemas nacionales, representar al pueblo en su totalidad, y no sólo a aquellos que se defienden solos y disponen de grandes medios materiales para ello.

P. ¿Perot facilitó su tarea al convencer a la opinión pública de que las soluciones serían dolorosas?

R. Quizás. Pero otro tema de su campaña que sirvió de gran ayuda fue el énfasis que puso en la reforma política. Cuando me convertí en el candidato del Partido Demócrata (en un país que no había votado a los demócratas desde hace mucho tiempo) había muchos que querían la reforma política, pero no estaban seguros de que hubiera algún demócrata capaz de ponerla en práctica. El que Perot consiguiera tantos votos me hizo perseverar en la idea de llevar a cabo la reforma política. Creo que todo ello nos permitirá ser más exigentes con nuestras propias decisiones. Lo que se dijo sobre el déficit sirve para que la opinión pública ses más consciente de que es necesario obrar así, aunque estas decisiones tengan que ser siempre justas y de sentido común. La gente entiende cada vez mejor que, por lo menos a largo plazo, hay que tomarse el problema en. serio.

P. ¿Hay algo de lo que propuso Perot, como el impuesto sobre la gasolina, que crea que se puede plantear de manera más digerible para el público?

R. El resultado de la cumbre económica que se celebró en Estados Unidos me hizo pensar que podría haber más receptividad hacia esa problemática, y que era, posible proponer soluciones globales más aceptables para el electorado. Pero hay que entender bien qué es lo que la mayoría de: los electores votó en esta elección, al menos la mayoría de los que me votaron. Tenían clara, conciencia de que casi todos estaban peor que hace 10 años, y, de que el abanico de ingresos entre los mejor y los peor pagados, se había abierto considerablemente. Las desigualdades habían aumentado, y todas las reducciones de impuestos habían favorecido a quienes menos las necesitaban. Este es un país con mucha más desigualdad hoy que hace 10 años.

P. ¿Cree que a corto plazo tendrá que pedir a los veteranos, a los pensionistas y a otros estamentos que acepten medidas dolorosas que pueden no gustarles?

R. Espero gobernar con un programa que dará máxima importancia al empleo y al crecimiento de la renta mientras intentamos salir de esta recesión a corto plazo. En segundo lugar, cambiaré de modo fundamental los patrones del gasto, no sólo del dinero público sino también, en la medida de nuestras posibilidades, del gasto privado para reconducirlo hacia una mayor inversión a largo plazo. Y en tercer lugar, ofreceremos un plan de reducción del déficit, que podría, en términos de estructura, abarcar más de cuatro, años. Porque si se fija en las cifras que tenemos ahora, hay dos cosas que han cambiado dramáticamente desde que salió Putting People First [el programa electoral de Clinton.

Una es que al prolongarse la recesión más de lo que se pensaba, el déficit a corto plazo es considerablemente mayor de lo que cualquiera hubiera podido pensar hace seis o siete meses. [Hillary Clinton entra en la sala y se sienta en un sillón cerca del presidente electo]. La segunda cuestión es que en los años próximos -1997, 1998 y más adelante- el déficit también será mayor de lo que se pensé, dadas las hipótesis barajadas en el ámbito de la Sanidad Pública. Ahora creo que podemos resolver muchos de esos temas. La gente sabe que nos ha llevado doce años llegar a la depresión en que nos hallamos, y creo que tolerará que quizás nos lleve ocho años salir de ella.

P. ¿Estamos ante una situación. más dura de lo que usted mismo pensaba?

R. En el tema del déficit, sí, pero la situación económica a corto plazo puede no ser tan mala. La realidad subyacente. no ha cambiado. La diferencia entre mi visión de la economía y las opiniones de la mayoría es que yo no veo como hechos aislados la recesión a corto plazo, el déficit estructural inamovible y las demás cuestiones. Las veo como parte de un todo. No estoy tratando de evitar lo que se puede llamar las alternativas duras. Intento decir que lo que tenemos que hacer es ver todo ello en su conjunto. Tiene que ser un plan económico a corto plazo en el que todo lo que se haga sea coherente a largo plazo.

P. ¿Qué le preocupa más a medida que se acerca a la presidencia?

R. Tres cosas. Una, es que vivimos en un mundo lleno de problemas. Estamos viendo el lado frívolo del milagro del fin de la guerra fría. El mundo bipolar dio a EE UU y la URSS una capacidad limitada de contener problemas como los que estamoscontemplando ahora en Bosnia. Me preocupa lo que está ocurriendo en Rusia. Creo que es fácil adivinar que se van a producir todavía situaciones peores.

La segunda que me preocupa es estancarme. Los votantes han depositado muchas esperanzas en nosotros. Quieren que hagamos cosas y que pongamos la máquina en marcha.

Mi tercera preocupación es puramente personal. Quiero que ésta sea una buena decisión para nuestra hija. Hillary y yo hemos hablado mucho de esto. Chelsea ha sido hasta ahora una niña feliz. Esto es muy excitante para ella. Es inteligente, bastante madura para su edad y se interesa por todo. Pero quiero que el tipo de vida que va a llevar de ahora en adelante no le haga daño.

P. ¿Y eso está bajo control?

R. Ya veremos.

P. Señora Clinton, ¿comparte usted esas preocupaciones?

R. Sí. Lo único que yo añadiría es si, dadas las grandes expec-

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