¿Guerra o paz?
Milosevic, según afirman los cínicos en Belgrado, jamás hubiera aceptado celebrar elecciones de no estar seguro de ganarlas. ( ... ) Su poder se basa en el control de la televisión estatal, su influencia en la banca nacional, el mando sobre la maquinaria policial y el apoyo de algunos generales del antiguo Ejército yugoslavo. En las semanas anteriores a las elecciones pudo aumentar los salarios de los trabajadores y repartir subsidios de desempleo al disponer simplemente de más dinero impreso. En los últimos 18 meses ha presidido el país por encima de tres costosas guerras y ha triunfado en hacer de Serbia un paria internacional. Su fuerza institucional le ha permitido invertir cada fracaso y proyectarse a sí mismo como un líder patriarcal y solícito. Tiene posibilidades de ganar más o menos honestamente. Pero los sondeos, de opinión de la semana pasada daban a su principal rival, Panic ( ... ), un liderazgo que hay que tomar en serio. Belgrado le daba un resonante 69% de los votos. ( ... ) El resultado era similar, aunque menos dramático, en otras ciudades serbias. ( ... ) En las cancillerías europeas circula la teoría de que seguramente será, más fácil manejar a un Milosevic reelegido que a un Milosevic desplazado que intentará desestabilizar por todos los medios el mandato de Panic. Esta idea debe rechazarse. La elección en las presidenciales es clara y única y no debe verse enturbiada por el pragmatismo europeo. Es una elección entre la guerra, la paz. 21 de diciembre